lunes, 16 de julio de 2012

La poción

Ingredientes secretos:

-Un cubo de playa.
- Piedras variadas, en forma, color y tamaño.
-Algas marinas.
-Agua del mar (da igual si es océano, también vale).
-Orina de tres hermanos.
-Heces de perro secas flotando.
-Arena.

Modo de preparación:

Orinen tres hermanos en un cubo de playa, para evitar hacerlo en cualquier otro sitio (el padre confiesa haberlos visto mear a los tres en el cubo, pero, parece ser que había entrado en fase Zen, y los ha dejado hacer...), busquen el resto de ingredientes guiados por un cabecilla exigente y dos esbirras encantadas de la mezcla, remuévanlo todo y ¡vualá!, la poción estará lista para aquel que la necesite.

Yo mientras, fregaba el suelo de la casa, pero, al llegar al lugar de los hechos, he decidido firmemente y sin duda alguna, tirar al contenedor de la basura el cubo de la Barbie y todo su contenido.
Espero que los buscadores profesionales de basuras no lo empleen para sus hijos o para uso personal...
Por lo demás, el día ha transcurrido según lo previsto, y hemos tomado tarta para merendar , en celebración de mi falso Santo (bueno, todos no, el mayor ha vuelto a merendar un vaso de leche con cereales, por haberle propinado a la pequeña un sonoro bofetón facial, del cual se ha arrepentido profundamente tras un rato de reflexión, quedando, de todos modos, el pastel reservado hasta mañana).
Después, al baño, y con el padre a la bolera, para que yo disfrute de un buen rato de paz espiritual, que estoy aprovechando para escribir un poco para mis lectores del mundo (los hay de todos los países, un saludo a todos).
P.D. Dado que el "Diletante apresurado" cena aburridísimos bocatas de mortadela de un euro, le propongo dejarle a mis hijos, para que le preparen un bocadillo en condiciones...


domingo, 15 de julio de 2012

El día de la marmota, partes 2, 3 y sucesivas

Creo que me había quedado por los deberes.
El asunto manda cojones, pero de los gordos, porque este tema no es: ¡qué bien, que hacen los deberes en un momentito y al parque!, no, nada de eso.
Para resumir, la mediana, a pesar de que se dedican a chincharse , quieren los mismos colores u otros que no existen, y a que comete algún pequeño fallo, termina de modo bastante hacendoso la primera. Pero esto no ocurre ni de lejos con los otros dos perturbados mentales.
El mayor se empeña en que no sabe lo que le preguntan los enunciados, además de hacer la letra más cochina del mundo, enfadarse cuando le borro continuamente, y preguntarlo todo a la misma vez que las otras dos, por lo que el café que me tomo previo al evento, me altera de tal modo, que me tiraría por la ventana, de no ser porque se trata de un primer piso, y ver a una tía en bragas, despeinada, sucia de la playa,  que no duerme nada bien, tirada en el suelo de la calle, doliéndose de alguna parte, es un espectáculo más que triste, esperpéntico, por lo que prefiero llamar al director general, para que se atrinchere con ellos y deponga su siesta para encabronarse conmigo y sus adorables nenes.
La peor con diferencia es la pequeña, que empieza a decir que se mea, a tirar el lápiz al suelo, alegando que se le cae (mentiraaaaaa), a decir que está cansada, a salirse de los trazos simples que debe hacer, a llorar y moquear y sudar cuando empezamos a borrarle y a hablarle en tonos discordantes, terminando finalmente dos hojas en más de una hora larga, y con un nivel de estrés paterno digamos, bastante importante.
Si le gustará poco el tema deberes, que, hoy Domingo me ha preguntado: ¿ y los deberes?, y tras contestarle que hoy descansábamos, le ha cambiado la cara y me ha abrazado con un ¡gracias mami!.
Después llega el baño (no tengo ganas de describir otra lucha, os la imagináis, con pelos enredados incluidos y dilemas por la ropa elegida por la madre)... Y al parque, donde juegan un rato previo a la cena.
Si cenamos en casa, están controlados, pero si cometemos el error de salir, os remito al episodio donde relaté una comida fuera de casa, que a mí me gusta especialmente, porque describe con realismo crudo y absoluto lo que es llevarlos a comer.
Encima, últimamente les ha dado por entrevistar a todos los camareros y gente de las mesas colindantes, hasta que se enteran de todo lo habido y por haber de sus vidas, incluyendo en el repertorio decir cómo nos llamamos todos y qué edades tenemos, cosa que a mí no termina de convencerme, no porque pretenda ocultarle a nadie mi edad, sino porque lo considero del todo improcedente.
La otra noche, además, la pequeña, decidió que ya era hora, y en un segundo de descuido, se empinó la botella de Heineken del padre, dándole un buen trago. Claro que de inmediato sintió en su preciosa boca un, diríamos bofetón, que le hizo echarlo todo de golpe sobre su vestido floral.
Así que sabemos, en resumen, los nombres y situación familiar de todos los camareros de la zona. Además, también conocemos a gran parte de los gays, porque van todos a mi gimnasio, y en la playa, todos saben los nombres de mis hijos, porque no hacemos más que llamarlos continuamente al orden. Continuará o no...
Por cierto, lo del título, para quienes no la hayan visto, hace referencia a una película en la que todos los días son iguales, una y otra vez...

domingo, 8 de julio de 2012

El día de la marmota 1 parte

Siete de la mañana de todo el mes: (y desgraciadamente, no creo que cambien las tornas) aparecen, principalmente la mediana, seguida en breve por el pelotón de ataque y se acaba el sueño, de todas formas perturbado por el apasionante mundo de las gaviotas.
Hablemos de las gaviotas en primer lugar, ese animal cuyas impresionantes cagadas pueblan la zona, y que, entre las cinco y media y las seis, me despiertan todos los días puntuales para charlar de sus cosas. Porque los sonidos que emiten, aparte de intensos, parecen conversaciones. Muchas usan determinados soniquetes muy parecidos entre sí, mientras otras comentan cosas distintas, a la vez que los últimos grupos chillan disconformes con las apreciaciones previas.
El caso es, digamos, fastidiarme, porque al jefe no le inmutan lo más mínimo, aunque lo niegue, alegando que los mosquitos no le dejan dormir, y por eso cuando coge el sueño, no lo suelta...
Como siempre, no consigo atender a la vez todos los requerimientos de tipos de tostada, temperatura de las leches, colores de las pajas, peleas por la ubicación correcta de cada uno en la mesa, y acabo con mis tostadas calcinadas ( con el INRI de la pequeña indicándome que debo comprar una tostadora nueva, que esta quema las tostadas) y el padre apareciendo por la puerta ante la alarma de mis chillidos. Se los lleva a los tres a la playa (por lo que sus amigos dicen que el plan es "cojonudo" para mi persona), pero yo no sería capaz de afirmar tanto, cuando lo que me quedo haciendo es limpiar, comprar, cambiar camas meadas (en la siesta también, porque entre la sopa y la sandía, ya se sabe...), lavar, tender, hacer la comida, fregar el suelo (¿no era esto del cuento de Cenicienta?), porque el hada no aparece, la hija puta. Debe andar por ahí, con algún Senegalés...
Y en cuanto puedo, a la playa, que a veces llego en el momento de la recogida, y si llego antes, hay medusas coloraditas de lo más monas, para disuadirme de mi interés por el refresco corporal.
Por cierto, para tranquilidad de mis lectores, este año, están cagando y meando menos en la playa, y, de todos modos, no hay cartón de indigente. Ha debido desplazarse a otra ubicación más placentera. Todos los días, lucha para enjuagarles los pies, y por conseguir llegar a casa.
Tras la comida, la siesta. La siesta consiste en que el padre les grite una y otra vez que a dormir, y se acueste, durmiéndose él, pero que lo hagan sus lechones, eso es otro cantar. Si lo hacen algún día, por agotamiento inesperado, como dije antes, camas meadas. Aunque no es lo habitual. Tras un pequeño paréntesis en el que me hacen creer que voy a descansar, e incluso a veces, consigo medio dormirme, empiezan a trajinar. El mayor se dedica a escribir notas tamaño folio del tipo: ¡¡¡Estoy harto de tí!!! (a quién se referirá?), a arrancar hojas de papel de una libreta, y a hacer sobres,¿para mandarle cartas a alguien?, los cuales pega con papel celo, haciendo un ruido tremendo, y utilizando un cúter lleno de óxido que todavía no sé de dónde lo sacó; o bien se alía con las hermanas, para, hablando flojito, eso sí, encerrarse en una de las habitaciones, tirando cosas al suelo, corriendo muebles para atrincherarlos contra la puerta...por lo que finalizan esta franja horaria castigados, haciendo deberes, y yo cabreada de lo más...Continuará.

sábado, 7 de julio de 2012

Aerobic

Decidida a mejorar mi calidad de vida, y gracias a mi Christian Grey particular (pero avainillado, desde luego...)me he apuntado a aerobic. Cualquier excusa es buena para desprenderme de mi "gran carga triple", siendo lo de menos hacer ningún tipo de deporte, para el que, desde luego, no estoy preparada, ni creo que lo esté nunca. El caso es que me voy de casa, durante una hora, en número de tres veces por semana, y hoy he ido a mi primera clase. La dueña, una profesora de baile de mediana edad, con la academia llena de fotos de sus actuaciones y sus dos hijos pequeños, mareando por allí (lo mío no debe ser librarme de los infantes en ningún lugar). Aunque no ha sido ella la que ha dado la clase, sino un sucedáneo de Rambo, pantalones cortos, gafas, calentadores (hacía años que no los veía de moda... y menos en verano, con el calor que hace), y pañuelo atado a la frente, cuya apariencia ha resultado engañosa, pues se movía con tal gracia y soltura, que no he sido capaz de seguirle, por torpe, por descoordinada, por asfixiada... La coleta se me ha medio deshecho, mientras sudaba sin saber muy bien por qué, puesto que mi cerebelo no me ha dado tregua, no pudiendo mover a la vez las piernas al son de los brazos, eligiendo en cada ocasión qué movía, aparte de ir parando continuamente para no tener que ser asistida. Para arreglarlo, ha llegado a media clase otro caballero, con un atuendo, para mi modesto gusto algo extraño: camiseta de tirantes blanca con agujeritos de las llamadas"elásticas", sin las que nuestros padres y abuelos no podían vivir, estupendas para cualquier momento del año, y como parte de abajo un calzoncillo tipo bóxer, de los ajustados, blanco, medio transparente, que dejaba ver por el culo un hilo que debía ser de un tanga también blanco, supongo que para sujetar con màs firmeza determinadas partes. En mi apuro deportivo no he podido dejar de pensar en pagarle un personal shopper, porque lo necesitaba más que otros muchos sin duda alguna, mientras me planteaba cual de los dos era más Friki, si él, que seguía bien la clase o yo... 
En casa, todos me esperaban con anhelo, para que les explicara qué había hecho mami, y las chicas me han hecho prometerles, que cuando fueran mayores, podrían ir a clase conmigo (como si fuera a ir yo más veces en mi vida)...