lunes, 13 de febrero de 2017

Castigada

Ya sé que con ese título más de uno creerá que se trata de un castigo a alguna de mis hijas, que no es que no lo merezcan a cada segundo , pero, en este caso, no va de eso el asunto.
La castigada fuí yo, por haberme gastado una cantidad del patrimonio familiar en comprarme trapos, cuyas tallas, encima de todo, difieren de las correctas (juro que nunca en mi vida había estado tan descentrada, yo era una persona muy tranquila, con una vida llena de orden y serenidad...).
Cuando por fin me acosté, la mediana, que había hablado toda la tarde de un dolor de barriga, pero eso sí, no había rechazado la cena, por si acaso; comenzó con una retahíla de quejidos y llamadas a mamá, que culminaron llevándomela a la cama, acomodándose a mi lado a su modo: tú sobras.
Aunque no tardó en solicitar una nueva ubicación: el WC, al que nos dirigimos con el único objetivo de pegar la potada del año: arcada tras arcada, la criatura expulsó gran cantidad de material naranja (crema de zanahoria, Bifrutas Mediterráneo?...). Entonces, comenzó con molestias faríngeas, queriendo beber agua a cada momento, retrasando, de este modo tan sencillo, la posibilidad de poder dormirme de una vez.
Por qué no teníamos Motilium o similar en casa?. Pues muy sencillo, el día de la señora del charco, no había dicho antiemético en la Farmacia, que como las cosas están fatales, nunca tienen de nada si no lo piden al almacén, y yo no estoy para volver a todas horas... Claro que si lo llego a saber hubiera vuelto.
Bien, pues sin medicación, con la luz encendida, y mientras la hermana tosía, y de paso el hermano hacía pis, esperé a que cerrara los ojos para hacer yo lo propio, apagando la luz, momento en el cual, sintió la necesidad de hacer pis y según ella caca, que al final no hizo.
De nuevo a la cama, 4 intento del día señoras y señores, a todo esto, yo , cada vez más demacrada, sin verle la punta al lápiz, o la salida al túnel.
Después de taparse y destaparse más de 37,5 veces, se durmió (2 de la mañana?), y a las seis, el hermano ha creído conveniente despertarme, para que lo asistiera .
Creo que lo he convencido de una hora más de cama, porque no ha vuelto en ese rato, pero a las siete, como siempre, todos desayunando, con la cama de la pequeña meada, para que no se me olvide trabajar a destajo desde bien temprano. Cómo me gusta estar de vacaciones...

domingo, 14 de julio de 2013

La pedrá

Infinidad de cosas ocurren diariamente, pero sería del todo imposible escribirlas, sopena de no dedicarme a otra cosa, (que si tuviera un saco de riqueza inagotable, no me importaría)...
El caso es que, penosamente, no he escrito nada desde Mayo, lo que puede hacer creer engañosamente a la audiencia, que no ha sucedido nada desde entonces.
Retomo, por lo tanto, la trama de la historia, desde un día cualquiera de nuestras vacaciones de Julio.
Conseguimos llegar todos a la playa, tras un rato bastante considerable de malentendidos y elevaciones de tono de voz entre los miembros de nuestro núcleo familiar.
El padre y, los tres, diré genízaros, se lanzan al agua sin detectar temperatura ni organismos colindantes, y yo, mucho más prudente y amante del agua hirviendo, quedo rezagada.
Una adorable parejita de ancianos, planta su tenderete delante nuestra, y, tras un rato de contemplación, me dice la viejita: podría darle a usted su marido unos kilitos...
Mi primera idea fué pensar en Torrente, que en esta ocasión y en otra cualquiera, le hubiera dicho a la amable anciana: váyase usted a la mierda, señora. Pero mi recato y habitual dominio de la cortesía, me impide hablar así con casi nadie. Por lo que tras una breve charla, quedamos tan amigas, tras comprender que yo no quería ningún kilo de nadie, que ya me bastaba con los míos, ganados con el esfuerzo de los años...
Aparece en escena la víctima, (tras una hora y media previa de baño e interacción con el ambiente por nuestra parte), un niño de unos cinco años , habitual de la playa los años que vamos viniendo al sitio, con cuya madre, cruzamos siempre alguna palabras.
Decido irme a casa a preparar la comida, mientras los demás, "disfrutan" de su estancia en la playa.
Desde la cocina, antes de tener tiempo de preparar nada, se oyen los gritos del padre hacia sus pupilos por la calle, como todos los días (los vecinos en algún momento han debido pensar en un asesino a sueldo, pero no les debe dar para tanto la cuota de la escalera...).
Contra todo pronóstico el mayor no ha sido hoy el culpable. La mediana, de cabello rubio con mechas por el sol, preciosos ojos verdes cual esmeralda, y cariñosa sonrisa, le ha asestado al vecinito una pedrada en toda la cabeza, tras lo cual, hubo que salir huyendo de la playa, en espera de que aunque  el niño seguía llorando tras enjuagarse todos los pies en las duchas del ayuntamiento, la madre lo olvidara todo de un día para otro, para no tener que abandonar definitivamente el lugar de baño cercano al domicilio, por ahora todavía habitual en nuestro mes de veraneo.

lunes, 13 de mayo de 2013

Lola ha muerto de nuevo.

No sería justo ignorar la muerte de la segunda roedora, cuando el éxitus de la primera, ocasionó gran parte de la idea de este blog.
Por ello, pasaré a relatar este reciente fallecimiento.
Era una mañana del mes de Mayo, mes de las flores, las comuniones, algunas bodas, y, en este caso, algún que otro óbito, cuando, al salir a limpiar el patio , lo que denominaríamos asistenta (de la cual se podrían escribir cientos de capítulos paralelos...), detectó un olor extraño, algo rancio, y decidió ubicar la causa, buscando primero en la jaula de canarios y jilgueros, que han sufrido numerosas bajas este invierno, por culpa de Neumonías u otras enfermedades , llevándose por delante más de la mitad de la población ( de lo cual, no me quejo, si he de ser sincera...).
Acto seguido, y tras comprobar que estaban todos en sus posiciones habituales, movió la jaula de la preciada hámster, y empezó a llamarla por su nombre: Lola, Lolita, Lola... pero la Lola no respondió, porque debía llevar tiesa bastantes horas.
Agradezco no haberla visto por estar trabajando, porque ya tuve bastante con ver a la primera, tan disecada ella, y es mejor recuerdo que esta, que ya estaba en estado de descomposición aparente...
Me queda la conciencia bien tranquila, puesto que yo no he tenido culpa alguna en esta ocasión, porque ni le daba el sol, ni le faltaba agua o comida.
El meollo de la cuestión llega así como cuatro o cinco días después, cuando la mediana descubre que su Lolita ya no estaba entre nosotros, y decide llorar a moco tendido, sin tener claro la localización de su ratita. Es entonces cuando su hermana pequeña, la de cuatro años y carita de ángel le dijo: ¡que está muerta, pringá!.
El mayor, intentó consolar a la interfecta diciéndole que estaría en el cielo, con las estrellas, pero la pequeña , en un alarde de realismo extremo, insistió en dejarle las cosas claras y añadió a la conversación entre hermanos: no está en el cielo, ¡los muertos están en el cementerio!.
No digo yo que no tenga razón en sus afirmaciones, pero con su edad, tal vez debería ser algo más tierna.
Me da la impresión de que aquellos que se interpongan en el camino de mi nenita lo van a tener pero que muy crudo.


jueves, 25 de abril de 2013

Sin Chino

Una, procura dar oportunidades a sus hijos para que no sean unos negados sociales, y para que encuentren trabajo en algún momento de sus vidas, cada vez más difícil últimamente, gracias a la Alemania grasienta y sus esbirros  diarréicos mentales de la Europa restante; pero ellos se esfuerzan grandemente en alejarse de las mismas.
Procedo a transcribir las observaciones de las notas de Chino del segundo trimestre de mis dos hijos mayores:
La nena: Muchos días, no quiere venir a clase de Chino. Al principio de la clase, cuando los niños van al baño y preparan sus estuches, tarda 15 ó 20 minutos a menudo. En las clases, coge cosas de otros alumnos sin permiso, no presta atención, y por eso, necesito explicar nuestras actividades varias veces, malgastando el tiempo. Casi nunca hace los deberes, ni trae sus propios papeles o lápices. Su comportamiento en clase es muy malo.
El nene : Aunque el niño es inteligente y recuerda lo que aprendemos en clase, su comportamiento es malísimo. Muchas veces, ha venido tarde al aula, no empieza su trabajo cuando empezamos la clase, y está jugando o bailando cuando debe trabajar. Empuja y pega a otros alumnos con frecuencia.Varias veces ha sacado cosas de la basura y las ha tirado a otros compañeros. En general, no participa bien en la clase, y con sus acciones hace que los otros alumnos no puedan concentrarse y aprender. El día 1 de Marzo, sacó su pene y bailó encima de una silla.
Creo que sobran los comentarios que pretendan reflexionar ni lo más mínimo, de modo, que, tras la lectura de tan magníficas anotaciones, y habiendo comprendido con inmensa claridad que los nenitos no querían asimilar el idioma de la prosperidad, decidimos unánimemente, que dejaríamos pasar nuestro preciado interés por el aprendizaje de los infantes para el año que viene, o cualquier otro año en el que recuperen la cordura y sean conscientes del beneficio.

miércoles, 6 de febrero de 2013

La llamada

Me quedé sin detallar, en anteriores entregas, cómo me había erosionado varios dedos de las manos. Procederé a explicarlo, para rellenar la historia de hoy de un modo u otro...
Todo comenzó con un arrebato de limpieza extrema. Harta del desorden que reina en mi vida, y sin reparar en ningún tipo de reflexión, me dirigí agresivamente hacia el trastero, y comencé a llenar de pesados botes con muestras de pinturas secas ( o eso creía yo, al menos) una gran bolsa de plástico, y, justo antes de ir al cole a por los niños, salí a la calle con la bolsanca de jardín repleta de material pictórico.
La desgracia acaeció cuando, al doblar la esquina, dirección contenedor, el plástico se desfondó, cayendo todos los tarros rotos al suelo, estableciéndose una argamasa pringosa de diferentes tonalidades, que se expandía por las losas propiedad de nuestro querido ayuntamiento.
Podría, y debería haber huído, pero, quiso el destino, que un vecino, habitual del traje chaqueta, la seriedad extrema, y la dificultad en el saludo, saliera en esos momentos de su vivienda , descubriendo, sin demasiado entusiasmo, el tinglado que yo acababa de organizar.
Pudo irse, pero le superó la humanidad, y, decidió ir a su casa para traerme una caja de cartón (aprovecho para saludar al indigente de Águilas), en la que , con bolsas de plástico, comenzamos a echar todos los cristales, y restos de pintura. He ahí que comencé a clavarme pequeños pedazos de cristales por las manos, pero, observando al vecino, en cuclillas, enseñando cual obrero zonas que oculta normalmente su correcta y educada vestimenta, proseguí con mi misión sin rechistar.
Lo peor fué llegar a casa e indicar lo que había ocurrido, con la prisa que había en ir al colegio, habiendo quedando todo el pavimento lleno de pinturas múltiples.
Mi marido, acostumbrado a su (sólo a veces) desequilibrada esposa, salió raudo a la calle fregona y cubo en mano, cual príncipe de cuento de hadas (bueno, no sé si de hadas...) para intentar disimular lo máximo posible, el ataque cruento al mobiliario municipal, consiguiendo, en un tiempo récord, un aspecto de las losas más que inmejorable.
Llegamos justos a por los nenes, y todo quedó resuelto y casi olvidado para siempre.
No he vuelto a cruzarme con el vecino, pero estoy segura de que ahora sí que no me saludará.
Aunque el verdadero motivo de la historia de hoy ha sido una llamada telefónica.
Después de dos días de encontrar en el móvil silenciado, unas llamadas de un 91..., hoy, por fin lo cojo, y oigo a un hispano varón: ¿Vanessa?. Por supuesto, yo no conocía a esa señora o señorita, y entonces, me ha dicho, que daba igual, que se había equivocado, porque quería hablar conmigo.
Pertenecía a no se qué agencia y me ha ofrecido cuatro noches de hotel gratis . A mí no me interesaba el asunto, y aún estando saliente de guardia, no he visto viable que nadie me diera nada gratis, y le he dicho sin pensármelo: para poder ir a un hotel, ¡tendría que matar a toda mi familia!.
Después, me ha parecido algo excesivo, pero el muchacho ha seguido hablando sin inmutarse,  teniendo que indicarle que no, muy amablemente, procediendo a colgar el teléfono.
Si a mí me dijeran eso, dejaría de insistir, pero estos profesionales del teléfono, están dispuestos a todo, y hasta me ha comentado después que tenía todo el año para usar los bonos ( si estoy en la cárcel, por asesinato múltiple, debería darme más margen ...). Creo que escogen a gente modificada genéticamente y los esclavizan al teléfono, con frases estereotipadas , sin escuchar lo que dicen sus adversarios.
En fin, voy a dormir un rato.

sábado, 29 de diciembre de 2012

El negocio

He descubierto una cuartilla donde el mayor había escrito lo siguiente:
"Nombre de un niño"(no menciono nombres, para mantener la identidad secreta de todos los integrantes de las historias, como en Los Increíbles):
Tu trabajo será: traer botones y decir: botones en caja, por dos con treinta euros. También traer cajas de zapatos y cajas de botones vacías.
Firma del empresario                                               Firma del empleado
                                                                                Firma aquí...
Ante tal hallazgo, lo he llamado a declarar, para que me explicara, de modo que yo comprendiera, qué significaba semejante contrato.
Mientras me quito la tirita del dedo menique, porque me he cortado esta tarde con unos cristales, hecho que será motivo de la próxima historia, os introduzco algo en el tema de los botones, para que la trama que nos acontece se comprenda en todo su esplendor.
El profesor, les hizo llevar botones a clase, exactamente veinte cada uno, para decorar una postal de Navidad que tras rellenarla con preciosos pensamientos, luego siempre incumplidos, entregarían a los padres, al finalizar las clases y comenzar las preciadas "Vacaciones de Navidad"( ya sabemos preciadas para quién...).
Pues bien, aquí el Amancio Ortega dos, vió enseguida una oportunidad de oro, y se hizo con una gran cantidad de botones, donadas por los demás niños, espero que de modo bastante voluntario...
Seguidamente, los contrató mediante el documento arriba transcrito, y hasta les hizo una tarjeta de empleado a cada uno, consiguiendo que vendieran sus propios botones y le dieran a él el dinero, exactamente dos con cinco euros que tiene , según argumenta, en su pupitre.
En resumen, logra atesorar un montón de botones gratis, los clasifica, porque además cada tamaño tenía un precio, y los más grandes y "alucinantes" (según sus propias palabras), valían a un euro; contrata a varios empleados, consigue que le vendan los botones, y el tío se saca dos euros y medio, y todos tan contentos...Además, recuerda a la perfección los nombres de los incautos compradores.
Realmente me queda la duda de si debo corregirlo, o esperar a que me retire, que nunca se sabe...

La manicura

El asunto ya lo he contado de palabra a mucha gente, por lo que puede que carezca de interés para el que ya lo sepa, pero a mí me sirve personalmente de recordatorio cuando lea todo esto dentro de un tiempo...
Estaba yo sola con mi suegra y los nenes un Sábado cualquiera de cualquier mes, porque siempre acertaríais con la fecha (no recuerdo a mi señor esposo en casa ningún fin de semana... tendrá que hacérselo ver) , y tras un día infausto, de tortura mental y física a cargo del capitán desquicio y sus dos viboritas, empecé a gritarles en la cena: que si no me dejaban vivir, y un largo ecétera sobre el mismo tema, cuando, en medio de mi desalentador discurso, interviene la mediana y me dice: ¡pues haberle hecho a papá la manicura y no nos hubieras tenido...!.
La manicura, señoras y señores, ahí lo llevas. Mi suegra y yo, empezamos a reírnos, y ella también al ver que había dicho algo gracioso, y el mayor, quiso puntualizar : sí, se refiere a eso de cortar las pelotas...
Por descontado, consideré de imperiosa necesidad explicarle a la niña lo que era exactamente la manicura, y la pedicura también, ya que estábamos, no fuera a ser que saliera el tema en otro lugar y se desencadenara un equívoco de grandes dimensiones.
Lo días por lo demás, transcurren con normalidad, con llamadas del cole porque el niño se ha caído en un charco y hay que cambiarle hasta los calzoncillos..., con continuas notificaciones sobre el mal comportamiento en todas las clases y ámbitos, a las que se ha sumado la mediana,  para no ser menos que el hermano, que este año está encabezando la clasificación de puntos negros de su clase, con todos los que se pueden poner y alguno más...y encima, al ir colocada la primera de la lista por el apellido, y tener todos y cada uno de los demás niños de clase, todo puntos verdes, parece que el listado se dividiera en dos: el ángel del infierno, y las haditas del bosque...
La pequeña, contesta a todo que "una eme", refiriéndose a mierda, claro, y además de imitar básicamente a su hermano, ha despegado unas pegatinas que yo le había puesto en su cama, para que luciera más bonita, con tan mala fortuna, que tras colocarlas por su cuenta, la ratita bailarina, yacía sin cabeza, la mariquita había perdido su color, las mariposas no revoloteaban por las flores "arrugadas", sino fuera de la madera, y al darse cuenta de que lo he descubierto, por primera vez en la historia, ha agachado la cabeza, y se ha metido sola en la cama, sin cuento, ni beso, ni nada de nada, durmiéndose tristemente con un libro abrazado...
Mañana, con toda seguridad, destrozará las que quedan sin estropear.