Casi todo el mundo conoce el citado juego del título de hoy, en el que dos jugadores intentan adivinar el personaje del otro, tras realizar unas pocas preguntas de los más sencillas (bueno, aunque dado el CI de algunos que van sueltos por la calle, lo de sencillas se podría puntualizar...).
En este caso, conozco tres nuevas versiones del citado juego: de mayor a menor edad, para que concuerde con los niveles de dificultad.
La menor dificultad es jugar con un niño que, medio acepta las normas, no chupa los paneles, y aunque haya pequeños problemas iniciales para elegir el personaje que el otro debe averiguar, consigue finalizar cada ronda sin demasiados contratiempos, excepto, por supuesto, el tema de no ganar, que ninguno sabe llevar bien, y que supone no más de dos partidas hasta la decisión de dejarlo.
Si ponemos el nivel dos, nos encontramos con una niña, que casi comprende de qué va el juego, pero no acepta las normas, y además de preguntar preguntas de lo más raras, que en ocasiones no tienen relación alguna con el aspecto físico de los personajes, opta por engañar en cada una de sus respuestas, para que el contrincante no logre ganar nunca, con lo que, igualmente, tras enfurecer al personal, no juega más de dos partidas.
Y llegamos al nivel tres, en el cual, aparece una niña aún menor, pero no por ello menos perversa, que comprenderá de qué va el juego dentro de unos meses, porque ahora no creo que lo tenga claro, que jamás aceptaría ninguna norma, y cuya partida dura pocos segundos, porque tras preguntar algo al tun tun, que le suena que sus hermanos preguntan, empieza a tachar todos los personajes de su panel y del contrincante, no permitiendo mayor dilucidación que la de decidir abortar el intento de jugar con ella.
Por supuesto, todo lo arriba mencionado se da en un ensayo de laboratorio, donde las circunstancias son óptimas , están alejados en tiempo y espacio unos de otros, y el adversario es un adulto.
Porque si juegan entre ellos, Dios no lo quiera, la cosa se tuerce de lo más, acabando los paneles volando por los aires, las tarjetas arrugadas, alguno llorando con un mordisco en el brazo u otra localización accesible , mis oídos sordos de sus chillidos, y, finalmente todos van a parar a la escalera, lugar de reunión habitual de los habitantes de esta casa.
También disponemos del juego del ahorcado, pero, como en Irma la Dulce, eso ya sería otra historia...
lunes, 23 de enero de 2012
Quién es quién
Casi todo el mundo conoce el citado juego del título de hoy, en el que dos jugadores intentan adivinar el personaje del otro, tras realizar unas pocas preguntas de los más sencillas (bueno, aunque dado el CI de algunos que van sueltos por la calle, lo de sencillas se podría puntualizar...).
En este caso, conozco tres nuevas versiones del citado juego: de mayor a menor edad, para que concuerde con los niveles de dificultad.
La menor dificultad es jugar con un niño que, medio acepta las normas, no chupa los paneles, y aunque haya pequeños problemas iniciales para elegir el personaje que el otro debe averiguar, consigue finalizar cada ronda sin demasiados contratiempos, excepto, por supuesto, el tema de no ganar, que ninguno sabe llevar bien, y que supone no más de dos partidas para la decisión de dejarlo.
Si ponemos el nivel dos, nos encontramos con una niña, que casi comprende de qué va el juego, pero no acepta las normas, y además de preguntar preguntas de lo más raras, que en ocasiones no tienen relación alguna con el aspecto físico de los personajes, opta por engañar en cada una de sus respuestas, para que el contrincante, no logre ganar nunca
En este caso, conozco tres nuevas versiones del citado juego: de mayor a menor edad, para que concuerde con los niveles de dificultad.
La menor dificultad es jugar con un niño que, medio acepta las normas, no chupa los paneles, y aunque haya pequeños problemas iniciales para elegir el personaje que el otro debe averiguar, consigue finalizar cada ronda sin demasiados contratiempos, excepto, por supuesto, el tema de no ganar, que ninguno sabe llevar bien, y que supone no más de dos partidas para la decisión de dejarlo.
Si ponemos el nivel dos, nos encontramos con una niña, que casi comprende de qué va el juego, pero no acepta las normas, y además de preguntar preguntas de lo más raras, que en ocasiones no tienen relación alguna con el aspecto físico de los personajes, opta por engañar en cada una de sus respuestas, para que el contrincante, no logre ganar nunca
miércoles, 18 de enero de 2012
Acabaron las fiestas
Creo que alguien esperaba el capítulo de Reyes, pero había poco que decir, porque tuve guardia, y, salvo ver las caras de ilusión, que me encantan, de mi manadita, al abrir los presentes llegados del lejano Oriente, antes de salir hacia el trabajo, sólo me perdí un maravilloso día con mis hijos, cuyo progenitor se llevó a casa de sus abuelos, donde coincidieron con sus cuatro primas, para deleite de todos los allí presentes y gozo de mi señor esposo, que, del modo más cortés, me indicó que, en adelante, todos los años hasta su vejez más lejana, trabajaría esa fecha en concreto...
Pasados bastantes días, porque no tengo tiempo, a veces no tengo ganas, o ambas, y porque por lo que me pagan por esto..., intentaré retomar nuestras aventuras.
En el tiempo perdido por mis lectores, caben reseñar varias cosas. La primera, es que las suecas no han soltado ni un duro, en este caso ni un euro, desde que se les dejaron las llaves en Octubre, para "acondicionar" el chalet. Me reservo la opinión de lo que creo que han acondicionado...
Lo primero que me planteo es si son suecas, o se lo hacen las muy... ( puede haber niños leyendo esto, motivo por el que intentaré no pronunciar determinados vocablos).
Se les puso un burofax, invitándolas al abandono del domicilio en el plazo de un mes, y, no habiéndolo ni siquiera recogido, y, no contestando por supuesto a las llamadas telefónicas, alguien ha decidido ir hoy al chalet, con el objeto de escribirles una nota, si no estaban en casa (que no estaban).
Lo ocurrido tras escribir la susodicha nota, y meterla en un papel plastificado, ( por si llovía , que no se diluyera su contenido), es digno de una película de Billy Wilder : desde más de 8 metros desde la verja exterior a la puerta de la casa, ha lanzado el escrito por los aires, colándose éste, para perplejidad suya y de un amigo con el que había ido, por debajo de la puerta. Alguien, que no él, ha dicho en voz alta: !la hemos cagado¡.
A ver quién se cree que no han abierto para atravesar la verja y colocar la nota dentro, incluso entrando en el domicilio.
En cualquier caso, mucho no han de quejarse, en la situación de gratuidad que llevan disfrutando los últimos 4 meses.
Por su parte, los niños siguen haciendo de las suyas. ¿ Es posible que cada vez que se les castiga en la escalera, sentados, tras una mala acción, todos y cada uno de ellos tengan la imperiosa necesidad de mear o cagar en ese mismo instante?.
¿ Se necesita gritar en puesto de hablar para comunicarse con el resto del mundo?. Porque en el caso de los dos mayores, parece que existan pocas formas más de relacionarse...
Al jefecillo del grupo, su padre (que no yo), ha decidido darle una paga semanal, y no contento con ello, ha decidido, por su cuenta, montar una empresa de sobres de papel, y se dedica a hacer sobres en clase, con hojas tamaño cuartilla, pegamento o fixo (no sé de dónde saca los materiales) , con la idea de venderlos a un euro. Si queréis alguno, ya sabéis a dónde dirigiros...
La idea nos la contó al descubrirle , en la mochila, varios de sus sobres y preguntarle qué c... era eso.
Además, busca ocurrentes excusas para conseguir sus objetivos, como por ejemplo contarme que su profesor le dejaba llevarse a clase una pelota, pero que se le había acabado la tinta del bolígrafo, y no había podido escribirle tal autorización en su agenda...
La mediana, sufre un tipo de sordera selectiva, de tal modo que no atiende a ninguna indicación u orden salvo que se trate de un tema relacionado con la comida. Por comer, se muerde hasta las uñas.
Además, es la más sofisticada, y no sabes muy bien a qué atenerte con ella. A los otros, al menos, se les ve venir.
La pequeña, procura siempre salirse con la suya, mostrando su disconformidad muy claramente, con el uso del llanto, o si es preciso, empleando gritos o eficaces mordiscos, para definir su terreno y ahuyentar a sus enemigos. Espero que de mayor haga lo mismo, porque le vendrá mejor que ahora.
Creo que por hoy está bien. Intentaré que no pase tanto tiempo para la próxima entrega.
Pasados bastantes días, porque no tengo tiempo, a veces no tengo ganas, o ambas, y porque por lo que me pagan por esto..., intentaré retomar nuestras aventuras.
En el tiempo perdido por mis lectores, caben reseñar varias cosas. La primera, es que las suecas no han soltado ni un duro, en este caso ni un euro, desde que se les dejaron las llaves en Octubre, para "acondicionar" el chalet. Me reservo la opinión de lo que creo que han acondicionado...
Lo primero que me planteo es si son suecas, o se lo hacen las muy... ( puede haber niños leyendo esto, motivo por el que intentaré no pronunciar determinados vocablos).
Se les puso un burofax, invitándolas al abandono del domicilio en el plazo de un mes, y, no habiéndolo ni siquiera recogido, y, no contestando por supuesto a las llamadas telefónicas, alguien ha decidido ir hoy al chalet, con el objeto de escribirles una nota, si no estaban en casa (que no estaban).
Lo ocurrido tras escribir la susodicha nota, y meterla en un papel plastificado, ( por si llovía , que no se diluyera su contenido), es digno de una película de Billy Wilder : desde más de 8 metros desde la verja exterior a la puerta de la casa, ha lanzado el escrito por los aires, colándose éste, para perplejidad suya y de un amigo con el que había ido, por debajo de la puerta. Alguien, que no él, ha dicho en voz alta: !la hemos cagado¡.
A ver quién se cree que no han abierto para atravesar la verja y colocar la nota dentro, incluso entrando en el domicilio.
En cualquier caso, mucho no han de quejarse, en la situación de gratuidad que llevan disfrutando los últimos 4 meses.
Por su parte, los niños siguen haciendo de las suyas. ¿ Es posible que cada vez que se les castiga en la escalera, sentados, tras una mala acción, todos y cada uno de ellos tengan la imperiosa necesidad de mear o cagar en ese mismo instante?.
¿ Se necesita gritar en puesto de hablar para comunicarse con el resto del mundo?. Porque en el caso de los dos mayores, parece que existan pocas formas más de relacionarse...
Al jefecillo del grupo, su padre (que no yo), ha decidido darle una paga semanal, y no contento con ello, ha decidido, por su cuenta, montar una empresa de sobres de papel, y se dedica a hacer sobres en clase, con hojas tamaño cuartilla, pegamento o fixo (no sé de dónde saca los materiales) , con la idea de venderlos a un euro. Si queréis alguno, ya sabéis a dónde dirigiros...
La idea nos la contó al descubrirle , en la mochila, varios de sus sobres y preguntarle qué c... era eso.
Además, busca ocurrentes excusas para conseguir sus objetivos, como por ejemplo contarme que su profesor le dejaba llevarse a clase una pelota, pero que se le había acabado la tinta del bolígrafo, y no había podido escribirle tal autorización en su agenda...
La mediana, sufre un tipo de sordera selectiva, de tal modo que no atiende a ninguna indicación u orden salvo que se trate de un tema relacionado con la comida. Por comer, se muerde hasta las uñas.
Además, es la más sofisticada, y no sabes muy bien a qué atenerte con ella. A los otros, al menos, se les ve venir.
La pequeña, procura siempre salirse con la suya, mostrando su disconformidad muy claramente, con el uso del llanto, o si es preciso, empleando gritos o eficaces mordiscos, para definir su terreno y ahuyentar a sus enemigos. Espero que de mayor haga lo mismo, porque le vendrá mejor que ahora.
Creo que por hoy está bien. Intentaré que no pase tanto tiempo para la próxima entrega.
miércoles, 4 de enero de 2012
Nochevieja.
No se duermen, como oliéndose que pueden impedir que nos tomemos las uvas con dignidad.
Todos han tenido cuento, pipí, lavado de dientes, medicación, beso, abrazo...
Después han pedido agua, y han querido, las princesas, hacer de vientre, para entrar limpias al nuevo año.
Han cenado, sobre todo el niño, con prisa, como si se acabara el mundo y no el año, sin masticar, engullendo cual lobo de cuento de terror.
Habitualmente, todos chupan los platos y abocan los cuencos y los vasos hacia sus caras, en espera de que les caiga en la boca una última gota de sustancia, y si hay migas en la mesa, las repelan, sin importarles si están mezcladas con la goma de borrar de los deberes, como ocurre por las mañanas.
El suelo ha quedado lleno de serpentinas de colores, por las que ha habido lucha, pero no para barrerlas, actividad que me toca a mí sin duda, sino porque quieren justo la que tiene el hermano o hermana, aunque la suya tenga exactamente el mismo color y dimensión...
Al menos creo que se lo han pasado bien. Les encanta cenar en "familia", y todos tenían su antifaz, su collar y su sombrero de colores. Se han tomado además unos cuantos pedazos de uvitas, y, cuando sean mayores, los dejaré quedarse hasta las doce (de momento no, por supervivencia personal, sobre todo psicológica).
Cada uno de ellos, ha propuesto varias de sus empresas, como el mayor, que nos ha indicado, que cuando fuera grande y le dejáramos usar "clavos y martillos", construiría cinco piso más sobre nuestra casa...???, o la mediana que, según refiere, quiere aprender a surfear??? (digo yo, que en esta época del año, me parece una ocurrencia algo llamativa cuando menos...claro que a sabiendas de que está como una chota, nada me extraña en ella).
La pequeña, que todavía no piensa tanto, se ha limitado a perseguirme allá donde iba, y a ponerse encima mía o querer que la subiera en brazos, lo cual es igual de amoroso que cansado.
Al final, nos hemos tomado las doce uvas solos y en paz, y como única salvedad, mis uvas eran tan gordas ( me las había preparado mi suegra, que como me vé siempre con mucha hambre...) que al terminar las campanadas, he tardado un buen rato en poder masticar lo acumulado, intentando no reirme para que no se cayeran todas al suelo, baba incluida. Y, sin pensarlo nos hemos ido a dormir, que en casa, hay que descansar deprisa.
¡Feliz 2012 a todos! (lo de próspero, no se me ocurre decirlo...)
Todos han tenido cuento, pipí, lavado de dientes, medicación, beso, abrazo...
Después han pedido agua, y han querido, las princesas, hacer de vientre, para entrar limpias al nuevo año.
Han cenado, sobre todo el niño, con prisa, como si se acabara el mundo y no el año, sin masticar, engullendo cual lobo de cuento de terror.
Habitualmente, todos chupan los platos y abocan los cuencos y los vasos hacia sus caras, en espera de que les caiga en la boca una última gota de sustancia, y si hay migas en la mesa, las repelan, sin importarles si están mezcladas con la goma de borrar de los deberes, como ocurre por las mañanas.
El suelo ha quedado lleno de serpentinas de colores, por las que ha habido lucha, pero no para barrerlas, actividad que me toca a mí sin duda, sino porque quieren justo la que tiene el hermano o hermana, aunque la suya tenga exactamente el mismo color y dimensión...
Al menos creo que se lo han pasado bien. Les encanta cenar en "familia", y todos tenían su antifaz, su collar y su sombrero de colores. Se han tomado además unos cuantos pedazos de uvitas, y, cuando sean mayores, los dejaré quedarse hasta las doce (de momento no, por supervivencia personal, sobre todo psicológica).
Cada uno de ellos, ha propuesto varias de sus empresas, como el mayor, que nos ha indicado, que cuando fuera grande y le dejáramos usar "clavos y martillos", construiría cinco piso más sobre nuestra casa...???, o la mediana que, según refiere, quiere aprender a surfear??? (digo yo, que en esta época del año, me parece una ocurrencia algo llamativa cuando menos...claro que a sabiendas de que está como una chota, nada me extraña en ella).
La pequeña, que todavía no piensa tanto, se ha limitado a perseguirme allá donde iba, y a ponerse encima mía o querer que la subiera en brazos, lo cual es igual de amoroso que cansado.
Al final, nos hemos tomado las doce uvas solos y en paz, y como única salvedad, mis uvas eran tan gordas ( me las había preparado mi suegra, que como me vé siempre con mucha hambre...) que al terminar las campanadas, he tardado un buen rato en poder masticar lo acumulado, intentando no reirme para que no se cayeran todas al suelo, baba incluida. Y, sin pensarlo nos hemos ido a dormir, que en casa, hay que descansar deprisa.
¡Feliz 2012 a todos! (lo de próspero, no se me ocurre decirlo...)
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