viernes, 29 de junio de 2012

Ya estoy de vacaciones

Sí, hasta Agosto, estamos de vacaciones.
Vacaciones,  cuyo significado podréis buscar en la Wikipedia encontrando lo siguiente: período de tiempo variable, en el que no hay colegio, aunque se sigan levantando a las siete de la mañana los acuestes a la hora que los acuestes, encerrados en casa todo el día, gritando, peleando, chinchando, volviendo a gritar, sin parar de hablar un momento, revolcándose por los sofás, saltando por las camas, pegándose, arañándose, cagando cuando la mamá intenta desayunar las tostadas ya frías, pidiendo agua todos si me intento sentar a comer, desobedeciendo cada segundo de sus existencias, no escuchando nada de lo que se les dice, o bien,  como segunda opción, saliendo gratis a la sauna Finlandesa de los spas más prestigiosos, notando un bajón de tensión al intentar andar a 45 grados a la sombra mientras continúas gritando a niños que no miran al cruzar por la calle, o que lloran todo el día sin parar, en espera de una buena tunda.
¿Será mejor la semana que viene, cuando nos vayamos a la playa, y desplacemos el procedimiento unos kilómetros al sur?. ¡Que se preparen los indigentes! (léanse capítulos previos de mi vida...).
Para terminar de arreglarlo, hemos montado una ONG pajaril, y todo aquel pájaro, estuviera desvalido o no, que estando en la calle, es susceptible de ser atrapado por humanos no demasiado ágiles en sus movimientos, acaba en una jaula-orfanato, alimentado cada dos horas a jeringuillazos con los más avanzados productos según raza y características del bicho.
De este modo, aquí la capulla integral, ha preparado, entre medias de lo descrito en el término vacaciones, varias papillas, para que estuvieran recientes, para dos gorriones, uno medio moribundo, y para un híbrido entre gorrión y hormiga, pequeño de tamaño, pero piador nato, superando a mis hijos en continuidad y en intensidad del piar...
Por supuesto, mi muy cercano a exmarido segundo, de guardia una vez más.
Desde luego, esto no es todo. Correspondería a un día de lo más normal...
Para apretarme más las tuercas, y por si  tenía poco con la, menos mal que pequeña quemadura de 2º grado en pecho de la menor el día de San juan, al desoir cualquier consejo acerca de la correcta utilización de las bengalas ( más de 9567 explicaciones previas); hoy, el mayor, mientras lloraba, ¡cómo no!, intentando explicarnos a mi suegra y a mí, por qué las hermanas no le dejaban jugar a un juego que era suyo, ha decidido, ni corto ni perezoso, y de nuevo, sin motivo aparente, depositar su huella dactilar en la plancha, por supuesto recién apagada y calentita, para que de mayor, no consigan cazarlo las brigadas policiales cuando delinca...
Tal es mi desesperación con ellos, que, mientras mi suegra le sumergía el dedo en vinagre, yo, he pensado que no me iba a quedar también sin tomarme mi café con leche, y he seguido mojando galletas compulsivamente en la taza, en un intento de evasión de mi devenir, sin querer plantearme qué ha pensado esa malvada criatura en el momento de los hechos, porque ni siquiera creo que le sirva de escarmiento, ya que pertenecen a un nivel mucho más sofisticado y perverso...


1 comentario:

  1. Ya estoy ansiosa por leer la próxima entrega, en la que cuentas como en vacaciones te has leido "La Sombra de Gey" en dia y medio.... Llorica.

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