El asunto ya lo he contado de palabra a mucha gente, por lo que puede que carezca de interés para el que ya lo sepa, pero a mí me sirve personalmente de recordatorio cuando lea todo esto dentro de un tiempo...
Estaba yo sola con mi suegra y los nenes un Sábado cualquiera de cualquier mes, porque siempre acertaríais con la fecha (no recuerdo a mi señor esposo en casa ningún fin de semana... tendrá que hacérselo ver) , y tras un día infausto, de tortura mental y física a cargo del capitán desquicio y sus dos viboritas, empecé a gritarles en la cena: que si no me dejaban vivir, y un largo ecétera sobre el mismo tema, cuando, en medio de mi desalentador discurso, interviene la mediana y me dice: ¡pues haberle hecho a papá la manicura y no nos hubieras tenido...!.
La manicura, señoras y señores, ahí lo llevas. Mi suegra y yo, empezamos a reírnos, y ella también al ver que había dicho algo gracioso, y el mayor, quiso puntualizar : sí, se refiere a eso de cortar las pelotas...
Por descontado, consideré de imperiosa necesidad explicarle a la niña lo que era exactamente la manicura, y la pedicura también, ya que estábamos, no fuera a ser que saliera el tema en otro lugar y se desencadenara un equívoco de grandes dimensiones.
Lo días por lo demás, transcurren con normalidad, con llamadas del cole porque el niño se ha caído en un charco y hay que cambiarle hasta los calzoncillos..., con continuas notificaciones sobre el mal comportamiento en todas las clases y ámbitos, a las que se ha sumado la mediana, para no ser menos que el hermano, que este año está encabezando la clasificación de puntos negros de su clase, con todos los que se pueden poner y alguno más...y encima, al ir colocada la primera de la lista por el apellido, y tener todos y cada uno de los demás niños de clase, todo puntos verdes, parece que el listado se dividiera en dos: el ángel del infierno, y las haditas del bosque...
La pequeña, contesta a todo que "una eme", refiriéndose a mierda, claro, y además de imitar básicamente a su hermano, ha despegado unas pegatinas que yo le había puesto en su cama, para que luciera más bonita, con tan mala fortuna, que tras colocarlas por su cuenta, la ratita bailarina, yacía sin cabeza, la mariquita había perdido su color, las mariposas no revoloteaban por las flores "arrugadas", sino fuera de la madera, y al darse cuenta de que lo he descubierto, por primera vez en la historia, ha agachado la cabeza, y se ha metido sola en la cama, sin cuento, ni beso, ni nada de nada, durmiéndose tristemente con un libro abrazado...
Mañana, con toda seguridad, destrozará las que quedan sin estropear.
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