6.50, suena el despertador. En mi cama hay un ser femenino, que parecía profundamente dormido, pero que no ha parado, durante toda la noche, de realizar todos aquellos movimientos que, por desgracia, no realiza en clase de piscina (siempre me pilla en la peor parte del sueño, no encontrándome capacitada, cuando me pregunta: mami, ¿puedo dormir contigo?, para llevarla a su cama, y que allí disfrute ella solita de tan insistentes y torturadores movimientos).
Con el mayor sigilo, me dirijo hacia la cocina para intentar desayunar antes de que aparezcan las bestias, cosa que casi nunca ocurre...
Después de unos puntos suspensivos, salgo de casa hacia mi apasionante y agradecido trabajo. De camino, una de las máquinas del Ayuntamiento, de esas que atacan a la gente por la calle, arrojándoles agua, polvo y objetos, irrumpe en mi recorrido, teniendo que desviarme. En breve, noto cómo mis zapatos se hunden en el barro (creo que el día no está empezando lo bien que debiera, aunque a lo mejor, esto es sólo una apreciación personal), volviendo al camino inicial, antes de que la gigantesca aspiradora me ataque por la espalda.
A la altura del parque, el barrendero "amigo", se interesa, como siempre, por mis turnos de trabajo, intentando decirme algo que me haga sonreir ( ¿sabrá su jefe que habla más que barre?).
Al llegar a mi destino, comienza una jornada con algunas urgencias hospitalarias que ni el mismísimo House sería capaz de resolver: "mi amiga me ha dado una pastilla para abortar, de las que ella usa habitualmente, y, cuatro meses después, viendo que no me viene la regla, acudo a un hospital, señoras y señores, para solicitar la explicación científica de lo que me puede estar ocurriendo..."o del tipo: "tengo granos en la cara más de un año" o " firmeme un justificante con la enfermedad que usted quiera, que no tengo, desde luego, porque no he ido a hacer el exámen de conducir y me penalizan...". A veces pienso que estoy trabajando en un supermercado.
Sin comer, corriendo de nuevo a casa, para echarme al esófago unas cuantas viandas, guardar ropa planchada, preparar las meriendas e ir al cole a recibir a mis maravillosos hijos y sus habituales notificaciones de las agendas: el mayor ha vuelto a enseñar el culo en la clase de gimnasia, la mediana ha recibido un punto rojo por escupir a una compañera en clase, y , la pequeña, que no por ello menos perversa, sale con un enorme cuento en la mano que no es suyo , tras haber convencido a la profesora de que sí lo era...
Despues de las peticiones de los seguidores, nos tenemos que conformar con cuatro lineas.¿ es la sequía de inspiración de los escritores? o debo suponer que los 3 fierecillas atraviesan una etapa de bondad y recogimiento ( cosa que dudo), o mas bien es cosa de vagancia , poco tiempo y falta de ganas. Como imagino esto ultimo te tengo que recordar el compromiso que has adquirido con tus seguidores, no puedes ni debes cortarnos el grifo. Estamos enganchados a las peripecias los 3 ( que no de los cinco recordando las novelas de la niñez).Un beso.
ResponderEliminarComo no escriba.... Mostraremos la foto mutante de la Orla.....
ResponderEliminarQue sepais que no escribe porque está viendo Walking dead.......
ResponderEliminar