Por fin se acaba un mes algo duro, sometidos a temperaturas peores de las esperadas por las personas que han decidido habitar la Tierra, con extra-extra de trabajo (Guardia Sábado, Domingo sola con los niños, Mañana Lunes, Mañana-Tarde Martes, Miércoles sola con los niños, Jueves Guardia, Viernes sola con los niños...y así los 31 días disfrutados), dos cumpleaños de "princesas relativas" celebrados, y lo que ello conlleva... y una vida personal inexistente, lejos de todo placer terrenal.
Y al llegar a casa hoy, con la cabeza cargada de pacientes, cansancio, y sandeces múltiples, no ha sido tan fácil tomar la sopa y el yogourth como yo esperaba, (me quedé con hambre, claro, porque a ver quién come más a las diez y media de la noche, si pretende dormir algo, porque yo quería comer de las dos tartas de ayer por lo menos).
Al oirme, ha bajado raudo de su habitación, un saquito de huesos ( a pesar de lo que come), para decirme que no podía dormir porque había visto en la tele a una señora con los ojos negros y la cara roja que le daba miedo (¿se referiría al Ecce Homo tan inconvenientemente modificado por una deficiente artística y mental?).
Pasado ese primer punto, lo he convencido para que me dejara cenar, y que se subiera a la cama, que yo iba enseguida... No ha colado la patraña, y se ha querido quedar en el sofá, repasando su nuevo álbum de la liga de fútbol, por lo que mientras cenaba, me ha ido indicando que le comprara chicles, porque entraba en un sorteo, que me metiera en una página de internet, en la que sorteaban varios premios, que fuéramos al Burger, que regalaban cromos para el álbum...
Como quiera que he terminado sin demasiada gloria mis pequeños manjares, me he subido con él a la habitación, teniendo que quedarme un ratito utilizando diversas técnicas de somnolencia, incluidos cánticos, abrazos, besos y demás, mientras escuchaba que había bajado tantas veces, porque hoy no me había visto (verdad al menos).
Eso no ha sido suficiente ni de lejos. De nuevo, cuando bajaba de la primera planta, creyendo zafarme por fin, unos pies han vuelto a asomar por las escaleras, y en esta ocasión, la historia ha subido de tono: mamá, no me puedo dormir, porque pienso que va a venir un cartero a entregar un paquete y nos va a matar a todos menos a mí, que me voy a esconder (eso me suena a los siete cabritillos...), y después van a venir sus amigos a bailar sobre la tumba.
¿Pero qué tumba, hijo?, he decidido preguntar, con el objeto de zanjar una historia de lo más lúgubre para estas horas (habrá visto el telediario?), ¡pues la nuestra!, ha respondido.
He pensado, que si lo mandaba a la mierda iba a tardar más rato en poder descansar, y, de nuevo me he subido a la cama con él, y tras otro envite de mimos y claudicar diciéndole que mañana lo llevaba a la hamburguesería , para que le dieran cromos con el menú, se ha dormido.
¿Por qué no le preocupan estos temas tan variados durante el día, mientras le grito y castigo por sus comportamientos inadecuados perpetuos?
Un Crack, definitivamente un portento....
ResponderEliminarMadre mía!! Y la mía aún no ha empezado...la que me espera...y después el otro!!! Creía que sería una época pero...cuántos años tiene ese saquito de huesos? Por lo menos tres más que la mía y llevo 5 con ella sólo...acabamos de empezar!!!!! Paciencia, muuuuuuuuuuchaaaaaa pa-cien-cia!!!!
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