viernes, 19 de octubre de 2012

Agotados

Aprovecho que están agotados, para sentarme un rato al frente de la máquina imperfecta, a las 21.30 horas del día de autos, porque desde las 7 de la mañana, sin siesta, con tres cuartos de hora de piscina y algo de paseo, no han rechistado al acostarlos, y con unos pocos besos han dejado de hablar al unísono.
Por supuesto, todo no podía salir bien, se trataría entonces de una vida llena de hastío y aburrimiento extremo.
La mediana, en tanto intentaba escribir estas líneas, ha decidido mearse encima, a pesar de haberlo hecho antes de acostarse, y de no hacerlo nunca desde los tres años.
Ha debido pensar : me voy a dormir profunda en un segundo, y me mearé, con el fin de que mañana, la madre del conjunto de protozoos infectos, pueda poner dos o tres lavadoras de 7 kilos, al tiempo que intenta darnos de desayunar y hacer la comida, así como vestirnos y sacarnos a la calle ( el papi, llegará sobre las once o más tarde, si se lo piensa un momento...)
Llueve. Repaso las mochilas: la meona perdió el tupper donde llevaba el desayuno en el patio, porque, según ella, se estaba divirtiendo mucho y lo olvidó. Creo que ha traído la segunda caja de colores que le he comprado, sin tener que hacerlo, para que no la tengan sin hacer los deberes por perder todos los objetos que la rodean. La voy a llevar a un circo, de maga. Si también consiguiera desaparecer  personas, nos haríamos de oro.
La pequeña ha tenido su rabieta diaria pre-nocturna, pero, por lo demás, se ha portado. Si haces exactamente todo lo que ella quiere, no hay conflictos.
Y el mayor, ha venido por fin con un "bien" en su libreta, por lo que me he hecho la loca, y le he dado 6 paquetes de cromos de la liga de fútbol, a pesar de traer  los zapatos literalmente hechos trizas, con las suelas despegadas del resto y la piel levantada, y la camiseta más sucia y llena de mierda que he visto nunca. Ni arrastrándose por debajo de varios coches y cayendo después a una ciénaga, se puede ensuciar tanto una prenda. Ha sido en vano intentar lavarla a mano y después en la lavadora, porque se ha quedado como estaba.
Tendré que emplear lejía o tal vez ácido sulfúrico si quiero que la pueda volver a usar.
Por otra parte, tampoco le puedo premiar con que juegue en el ordenador, porque como pille uno sin restricciones, de manera inesperada, le ha dado por buscar "tetas gordas", en lugar de juegos gratis de Spiderman.
Cuando tenga un rato de serenidad, le indicaré cortésmente que me explique su interés por  el tema mamario.

sábado, 13 de octubre de 2012

Sábado, sabadete...

Para no repetirme, aunque tengamos las mismas hoy Sábado que el Domingo pasado, contaré la semana escolar.
La ganadora de la semana, con puntos negros a mansalva y quejas múltiples, ha sido la mediana. Oé, oé oé oé...
El profesor, viendo que la bola se le hacía gorda, se acercó al progenitor y le dijo: ¡ tenemos que hablar !.
Yo pensé: ¡ lo tiene jodido si pretende sorprendernos, pero el buen hombre que lo intente!, mientras procuraba que ninguno de los tres se me perdiera en el patio del colegio, lleno hasta rebosar de niños, padres, abuelos, profesores, pelotas y extras varios.
La nenita pierde todos los colores, contesta a la profesora de gimnasia (que por cierto, nos había puesto un anexo donde nos indicaba que la niña llevaba un mes sin acudir a clase de gimnasia teórica, con el material escolar adecuado, a lo que yo le he respondido que dónde podía estar ese material, y que por qué oscura razón me lo hacía saber un mes después...), tira diariamente el babi al garaje, (instada por unas compañeritas bastante zafias, según creo), pide ir al cuarto de baño de manera continua, y lo mejor de todo : ¡ come del suelo!.
Pues claro que sí, esa es mi niña. No iba a dejar atrás a su hermano, cuando se bebía el agua de los charcos con la paja del zumo en el recreo, ¡ que ella también lleva el mismo apellido, hombre !.
Como compensación no verá la tele hasta que el Lunes, se porte bien en el colegio y enmiende sus faltas (jua, jua, jua...).
Por cierto, del babi ni se sabe. Algún coche lo debe llevar enrollado entre las ruedas, y lo descubrirán en la próxima ITV.
Todo esto, beneficia al mayor, que ha pasado, con tan sólo dos regulares, al top ten de la bondad semanal, jugando a la play, y obteniendo cromos para un álbum que conseguirá en breve, si su comportamiento no empeora más que de costumbre.
De la pequeña, mejor ni hablo, porque sólo cabe la posibilidad de hacer las cosas como a ella le interesa, o enfrentarse a la ira de los dioses llegado el caso.
Finalmente, a diferencia del otro día, hoy sí hemos salido por la tarde, a las 15 horas concretamente, deambulábamos por la calle, jugando por los parques, codeándonos con la gente que pasaba por allí, concretamente, nadie.
¡ Miento !, un coche de la policía y dos motos andaban buscando a un tipo de pantalones cortos a cuadros y otro de pantalón largo que algo malo debían haber hecho, y yo he pensado: a estas horas, los únicos que pasean por las calles son delincuentes...

Otro Domingo más

Como el nombre indica, otro horrible , desesperante, machacante y destrozador Domingo sola.
Imposible no gritarles o no desear meterlos en un lugar insonorizado, donde durmieran varios días seguidos.
Puedo sobrellevar con gran tolerancia, que a la mediana le haya dado por venir con la ropa completamente agujereada gracias al sofisticado instrumento: lápiz ( existen pruebas gráficas, para los menos creyentes), o que todos los recreos tire el babi al garaje del colegio, y el bedel, que es un santo varón, me lo entregue habitualmente lleno de la suciedad de los coches, que a lo largo del día, le han pasado por encima...
Puedo comprender que a la pequeña la castiguen a la clase de los bebés por mal comportamiento, que continuamente diga: indiota a sus hermanos, y se dedique a molestarlos en busca de gresca...
Puedo aceptar, que el mayor salga afónico diariamente de clase, que su comportamiento siga siendo más que dudoso, y que también pierda en la jornada escolar el babi y otras piezas de ropa...
Pero que me jodan Domingo tras Domingo el padre y los tres niños, eso ya es harina de otro costal.
Al mayor, todo le parece mal, y continuamente descarga su ira en los objetos de alrededor, cosa que está aprendiendo la pequeña a las mil maravillas. Los tres se pelean continuamente, y continuamente quieren que se les compren cosas, o comer a todas horas, o hacer lo contrario de lo que se les indica, no acudiendo cuando se les llama por la calle, para poder pasear civilizadamente como si de una familia normal se tratase.
De manera que tras el enorme esfuerzo físico y psicológico de sacar a las bestias de paseo por la calle por la mañana, llega el encierro de la tarde, que con creces es muchísimo peor, deseando cada interminable segundo no estar allí.
Gritos, mordiscos, lamentos, cabezazos contra el sofá, numerosos insultos, desorden, portazos, baños, cena y a la cama sin cuento ni ostias.
Y mañana, por supuesto a trabajar hasta las diez de la noche, un Lunes, en una puerta de urgencias...
Claro que, por muy hijo putas que sean algunos pacientes, jamás consiguen desesperarme como mis hijos. Y por mucho trabajo que haya, no me supera tanto.