Casi mil visitas, madre mía cuánta responsabilidad...
Para los interesados en el desenlace de la trama, nos habíamos quedado por dos extranjeros, en una zona residencial perdida y alejada de la ciudad, sin medio de transporte, y sin haber visto todavía nada de nada turísticamente hablando.
Todo parecía acabado, como en las películas de intriga, cuando vimos que el mini-plano que nos habían dado en el hotel tenía el teléfono de un servicio de taxis. Medio en inglés, el señor lobo consiguió que llegara un vehículo a la dirección indicada, y por fin pudimos gastar el billete de cinco euros (y unos cuantos más), llegando al Vaticano varias horas después de haber aterrizado.
El resto fué coser y cantar, pudiendo ver "la Parroquia" y el Museo Vaticano, con Capilla Sixtina incluida, para luego familiarizarnos con todos los medios de transporte disponibles y tipos de tickets incluyendo lo principal: lugares de compra.
Por la tarde, a la Plaza de España, siempre llena de una inmensa cantidad de gente muy cansada, sentados eternamente en unas escaleras tan abarrotadas que no se puede ni subir por ellas, motivo por el cual, entramos en una tetería que parecía tener buena pinta.
Y sí, la tenía, y la carta ni os cuento, pero con un pequeño problema: el precio. Cuando ví las tarifas , ya sentados, pensé: busca lo más barato y pídelo, que queda bastante mal levantarnos tras despojarnos del bolso, el abrigo y una meada. Y así lo hice; me pedí un té de jazmín de 11 euros, y mi amado , un botellín de agua de tan sólo 5 euros. Los pasteles del lugar, ascendían a los 20 euros, por lo que decidí mirarlos y salir de allí antes de vaciar las cuentas bancarias.
Las comidas y cenas tuvieron precios más asequibles, habida cuenta de que la variedad era inexistente: podías tomar pasta o pizza. La innovación estuvo en una cena en un lugar de bocadillos caseros, donde había que comer de pie, pero contaban con gran cantidad de combinaciones, que te servían con el queso elegido caliente, casi todos con rúcula, que debe estar de moda por allí, al que yo quise volver a comer y cenar todos los días restantes dado el apreciable aspecto físico del camarero, sin conseguirlo, por más que lo intenté...
Lo que me recuerda el calendario de sacerdotes que circulaba por todos los kioscos, que se vé que estando en Roma allí no hay calendario de bomberos y es de curas: os recomiendo fervientemente Julio, Septiembre y Diciembre, así como la portada. Debí comprármelo, pero no encontré justificación congruente para tal hecho en aquel momento.
Por cierto, no hemos tenido nada que ver en la caída de Berlusconi, nosotros sólo pasábamos por allí...
Bueno pues ir a Roma y pecar tiene delito, en la " cuna de la santidad" ¿ que cual es el pecado? .....no comprarte el calendario para poder ver a los curillas y enseñarlo a las demás. En cuanto a Berlusconi claro que no tuviste nada que ver con su dimisión. Si hubieras llevado a tus tres hijos y le hubieras dejado de canguro , tendriamos dudas
ResponderEliminarCuanto tiempo llevaba Berlusconi en el poder?, ni me acuerdo.
ResponderEliminarHa sobrevivido a escandalos sexuales y financieros, ha sobrellevado la crisis al modo de " il cavallieri".... Ahhh amigo, no ha sido capaz de sobrevivir a vuestra visita de 2 dias....!y sin hijos!!!!!