lunes, 12 de diciembre de 2011

Sin cenar

Es lo que sucede cuando, después de merendar un vaso de leche con Colacao y medio Donut de chocolate, una persona de cinco años, del sexo femenino, se dedica a merodear, cual buitre leonado, alrededor de una rodaja de chorizo pisoteada en el suelo, hasta cogerla y metérsela en la boca.
Y si bien ha negado que pretendiera comérsela, con el objeto de evitar el castigo paterno, ésto no ha ocurrido finalmente por las corteses indicaciones de que escupiera de inmediato dicho material.
Este tipo de actividad, tan extendida entre mis hijos, debe obedecer, sin duda alguna, a material genético heredado de algunos antecesores, los cuales habrá que descubrir. Tal vez anden por Palestina, porque yo no recuerdo haber comido nunca del suelo.
Ya el hermano mayor , en su momento despuntó a sus tiernos tres añitos, bebiendo agua de los charcos en el cole, aprovechando la paja del zumo de melocotón que mami le ponía para almorzar, para, a continuación, rebuscar en la basura de la clase y comer todos los restos encontrados, así como por supuesto, también ingerir hallazgos del preciado suelo, que tanta inmunización produce, mucho mejor , desde luego, que la leche materna.
La pequeña, de momento, está en espera de actuar, aunque apunte maneras por las mañanas, cuando los tres repasan con el dedo, los restos de aceite del plato de la tostada, y las migajas que caen sobre la mesa. Si hablamos de Nocilla, miel o mermelada, el asunto se torna en disputa.
El lavavajillas lo agradece. Los platos de los niños sólo necesitarían un pequeño enjuague...
El tema es que la nena se ha quedado sin cenar por marrana y por atentar contra su salud intestinal.
Lo ha aceptado con resignación, e incluso se ha sentado en la mesa, con los demás, indicando que ella no iba a cenar, para que no quedara duda. Aunque finalmente, el fiero león de la selva, le ha puesto una manzana a pedazos, incumpliendo las normativas estipuladas en los manuales, y quedando a expensas de recibir sanción de la Supernanny.
Lo cierto y verdad, es que si se ha de castigar con algo que moleste, ha de ser con comida, que es lo único que les apasiona a los interfectos, porque lo de vivir en la escalera creo que hasta les gusta.
Por otro lado, una manzana es lo que deberíamos cenar todos habitualmente, y nos iría mucho mejor.

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