sábado, 29 de diciembre de 2012

El negocio

He descubierto una cuartilla donde el mayor había escrito lo siguiente:
"Nombre de un niño"(no menciono nombres, para mantener la identidad secreta de todos los integrantes de las historias, como en Los Increíbles):
Tu trabajo será: traer botones y decir: botones en caja, por dos con treinta euros. También traer cajas de zapatos y cajas de botones vacías.
Firma del empresario                                               Firma del empleado
                                                                                Firma aquí...
Ante tal hallazgo, lo he llamado a declarar, para que me explicara, de modo que yo comprendiera, qué significaba semejante contrato.
Mientras me quito la tirita del dedo menique, porque me he cortado esta tarde con unos cristales, hecho que será motivo de la próxima historia, os introduzco algo en el tema de los botones, para que la trama que nos acontece se comprenda en todo su esplendor.
El profesor, les hizo llevar botones a clase, exactamente veinte cada uno, para decorar una postal de Navidad que tras rellenarla con preciosos pensamientos, luego siempre incumplidos, entregarían a los padres, al finalizar las clases y comenzar las preciadas "Vacaciones de Navidad"( ya sabemos preciadas para quién...).
Pues bien, aquí el Amancio Ortega dos, vió enseguida una oportunidad de oro, y se hizo con una gran cantidad de botones, donadas por los demás niños, espero que de modo bastante voluntario...
Seguidamente, los contrató mediante el documento arriba transcrito, y hasta les hizo una tarjeta de empleado a cada uno, consiguiendo que vendieran sus propios botones y le dieran a él el dinero, exactamente dos con cinco euros que tiene , según argumenta, en su pupitre.
En resumen, logra atesorar un montón de botones gratis, los clasifica, porque además cada tamaño tenía un precio, y los más grandes y "alucinantes" (según sus propias palabras), valían a un euro; contrata a varios empleados, consigue que le vendan los botones, y el tío se saca dos euros y medio, y todos tan contentos...Además, recuerda a la perfección los nombres de los incautos compradores.
Realmente me queda la duda de si debo corregirlo, o esperar a que me retire, que nunca se sabe...

La manicura

El asunto ya lo he contado de palabra a mucha gente, por lo que puede que carezca de interés para el que ya lo sepa, pero a mí me sirve personalmente de recordatorio cuando lea todo esto dentro de un tiempo...
Estaba yo sola con mi suegra y los nenes un Sábado cualquiera de cualquier mes, porque siempre acertaríais con la fecha (no recuerdo a mi señor esposo en casa ningún fin de semana... tendrá que hacérselo ver) , y tras un día infausto, de tortura mental y física a cargo del capitán desquicio y sus dos viboritas, empecé a gritarles en la cena: que si no me dejaban vivir, y un largo ecétera sobre el mismo tema, cuando, en medio de mi desalentador discurso, interviene la mediana y me dice: ¡pues haberle hecho a papá la manicura y no nos hubieras tenido...!.
La manicura, señoras y señores, ahí lo llevas. Mi suegra y yo, empezamos a reírnos, y ella también al ver que había dicho algo gracioso, y el mayor, quiso puntualizar : sí, se refiere a eso de cortar las pelotas...
Por descontado, consideré de imperiosa necesidad explicarle a la niña lo que era exactamente la manicura, y la pedicura también, ya que estábamos, no fuera a ser que saliera el tema en otro lugar y se desencadenara un equívoco de grandes dimensiones.
Lo días por lo demás, transcurren con normalidad, con llamadas del cole porque el niño se ha caído en un charco y hay que cambiarle hasta los calzoncillos..., con continuas notificaciones sobre el mal comportamiento en todas las clases y ámbitos, a las que se ha sumado la mediana,  para no ser menos que el hermano, que este año está encabezando la clasificación de puntos negros de su clase, con todos los que se pueden poner y alguno más...y encima, al ir colocada la primera de la lista por el apellido, y tener todos y cada uno de los demás niños de clase, todo puntos verdes, parece que el listado se dividiera en dos: el ángel del infierno, y las haditas del bosque...
La pequeña, contesta a todo que "una eme", refiriéndose a mierda, claro, y además de imitar básicamente a su hermano, ha despegado unas pegatinas que yo le había puesto en su cama, para que luciera más bonita, con tan mala fortuna, que tras colocarlas por su cuenta, la ratita bailarina, yacía sin cabeza, la mariquita había perdido su color, las mariposas no revoloteaban por las flores "arrugadas", sino fuera de la madera, y al darse cuenta de que lo he descubierto, por primera vez en la historia, ha agachado la cabeza, y se ha metido sola en la cama, sin cuento, ni beso, ni nada de nada, durmiéndose tristemente con un libro abrazado...
Mañana, con toda seguridad, destrozará las que quedan sin estropear.

martes, 11 de diciembre de 2012

Marraquech 2ª entrega y posteriores

Muchos días después, y mientras la pequeña no para de toser, acostada, tras contagiarnos a todos,  los vecinos ven una película en la tele a más decibelios que el "Movie record" ese de los cines..., a pesar de haber fallecido todos los ancianos sordos que habitaban esa vivienda, y el señor de nuestra casa descansa una vez más en su lugar de trabajo, prosigo con mi relato.
Olvidé comentar un detalle importante en la anterior entrega, y es, que estuvimos a punto de perder el avión a la ida, porque las pantallas de información, poseídas por el engaño, nos indicaron una hora de embarque que distaba de ser la correcta, y cuando aparecimos en la puerta, una señora nos recomendó que corriéramos, que perderíamos el avión, que no era momento de quejarse: ¡corran,corran!... decía sin parar.
Yo, corrí escaleras abajo, y conseguí parar el autobús que se dirigía al avión, volviendo a acordarme en ese momento de la  hipotética"multiaventura" contratada. Lo difícil fué intentar convencer a los encargados, de que mi marido necesitaba un poco más de tiempo para llegar, hasta que lo vieron aparecer, momento en el cual, ya no tuvieron duda de los motivos de su pequeña tardanza...
Los días transcurrieron con la serenidad de la que prescindimos habitualmente, paseando por las callejuelas llenas de cosas a la venta, comiendo y cenando comida árabe que nos encanta. Montando en dromedario...
Las noticias de casa, turbulentas, como siempre: la pequeña había cogido piojos.
En mi vida había visto ese modelo de insecto, y justo salimos de viaje y ocurre el evento. Tuvieron que lavar camas, toallas...
A la niña le impregnaron el pelo con una loción caducada para los efectos , y, encima, un gorro de piscina (he tenido el privilegio de ver documentos gráficos de lo descrito). Por supuesto tó Cristo se lavó con Filvit, hasta mi padre, que pasaba por allí, como aquel que dice...
Conocimos en el viaje a un dentista y su pareja (no sabemos si declarada o no, porque andaban demasiado acaramelados para tratarse de una relación establecida...), y a un torero y su apoderado, que claramente habían ido a una sola cosa ( no es tema a tratar en un blog para todas las edades).
En un momento, estábamos montados en el avión de vuelta, que por cierto, nos hicieron abandonar en una primera instancia, porque el capitán había detectado unos problemas "eléctricos".
No quise pensar en qué tipo de problemas podrían acaecerle al avión, y menos cuando nos montaron en el mismo una hora después, teniendo claro que no podían estar resueltos con toda seguridad, y que sólo el destino haría que no le pasara nada al avión...
Al volver, la rutina se instauró al segundo, los abuelos huyeron cojeando, dejando incluso enseres por el camino, y en un momento, los niños habían conseguido exasperarnos, como de costumbre. Lo suficiente para poder proclamar el famoso "hogar, dulce hogar..."




miércoles, 7 de noviembre de 2012

Marraquech 1ª entrega.

Nada iba a salir mal esta vez. Nuestro último intento de escapada se truncó con la fractura de antebrazo del mayor, quedándome sin ir a la exposición de Antonio López en Madrid, maravilloso pintor donde los haya. Pero en esta ocasión, llegamos sin conflicto alguno, salvo los habituales, hasta el día de los hechos.
Nos íbamos a Marraquech, a celebrar mi cumpleaños (si acaso cumplir años sea algo que se deba celebrar...).
Los tres abuelos en plena forma (bueno, en plena...aunque sí con muchos años de experiencia a sus espaldas), la mujer que ayuda en casa, contratada para un día de fiesta incluso, y en el otro lado, tres niños de lo más... impetuoso (por si leen el blog de más mayorcicos, no es plan insultarlos de continuo).
Salimos de madrugada, sobre las seis, a pesar de que el avión salía a las doce y media de Madrid (todos sabemos que la hora prevista es orientativa y nos indica que, más o menos, el avión sale un día concreto...).
Pues bien, cuando íbamos por la preciosa  y nunca suficientemente bien loada Tarancón, el Renault Megane, de diez años, decidió empezar a echar humo blanco, sin tratarse de la elección de ningún nuevo Papa, y a chamuscarse, por lo que tomamos la salida al lugar previamente citado y paramos el coche.
Rápidamente, y gracias a nuestro desconocimiento del mundo del motor, llamamos a la asistencia en carretera, que nos decidió mandar a la grúa y un taxi tras explicarles la situación.
Mientras esperábamos, y menos mal, saqué los triángulos, uno de ellos roto, que no se tenía bien de pie, los coloqué en el asfalto, y mi esposo, se embutió en el chalequito reflectante molón, que le quedaba algo pequeño, pero que, por lo menos, no le cortó la respiración.
En ese preciso instante, y mientras yo me fumaba un puro en plan Sarita Montiel, apareció la Benemérita, deseosos de salvar del mal al ser humano. Muy amables, se bajaron del coche, y tras explicarles lo acaecido, decidieron irse sin llegar a mayores, portándose con nosotros de lo más correcto, sin requerirnos documentación alguna.
Me dí cuenta entonces, de que mi marido me había contratado una "multiaventura", y no un viaje convencional, por lo que le dí las gracias enseguida, y quedé expectante en espera de excitantes acontecimientos...
La grúa y el taxi , llegaron en menos de 40 minutos, y conseguimos aparecer en el aeropuerto a la hora adecuada, quedando el coche abandonado a su suerte a 85 km del destino final.
En hora y media estábamos en Marruecos, paseando por las calles como habitantes de la ciudad (bueno, no debíamos parecer tan de la ciudad cuando durante todo el viaje, centenares de bereberes se dedicaron a intentar vendernos collares y pulseras realizados con metales inciertos...).
Al principio, creí que nos atropellarían las bicis, coches y sobre todo cientos de motos que circulaban en todas las direcciones imaginables, sin luces ni por supuesto casco (en Marruecos, parece ser que la costumbre es un pañuelo), y con dos o tres personas por lo menos en cada vehículo.
Pero luego, con el paso de las horas, dejé de esquivarlos, incluso por las aceras, y ví que eran ellos los que sorteaban a las personas con una destreza del todo envidiable.
La plaza principal del pueblo, llena de gente día, tarde y noche, con puestos de comidas, especias, zumos de naranja al momento, encantadores de serpientes (que me vieron el trasero más que la cara, porque salí huyendo nada más percatarme de su mercancía...), titiriteros varios y amigos de lo ajeno, que conformaban un gigantesco y alegre grupo vital.
Continuará...


viernes, 19 de octubre de 2012

Agotados

Aprovecho que están agotados, para sentarme un rato al frente de la máquina imperfecta, a las 21.30 horas del día de autos, porque desde las 7 de la mañana, sin siesta, con tres cuartos de hora de piscina y algo de paseo, no han rechistado al acostarlos, y con unos pocos besos han dejado de hablar al unísono.
Por supuesto, todo no podía salir bien, se trataría entonces de una vida llena de hastío y aburrimiento extremo.
La mediana, en tanto intentaba escribir estas líneas, ha decidido mearse encima, a pesar de haberlo hecho antes de acostarse, y de no hacerlo nunca desde los tres años.
Ha debido pensar : me voy a dormir profunda en un segundo, y me mearé, con el fin de que mañana, la madre del conjunto de protozoos infectos, pueda poner dos o tres lavadoras de 7 kilos, al tiempo que intenta darnos de desayunar y hacer la comida, así como vestirnos y sacarnos a la calle ( el papi, llegará sobre las once o más tarde, si se lo piensa un momento...)
Llueve. Repaso las mochilas: la meona perdió el tupper donde llevaba el desayuno en el patio, porque, según ella, se estaba divirtiendo mucho y lo olvidó. Creo que ha traído la segunda caja de colores que le he comprado, sin tener que hacerlo, para que no la tengan sin hacer los deberes por perder todos los objetos que la rodean. La voy a llevar a un circo, de maga. Si también consiguiera desaparecer  personas, nos haríamos de oro.
La pequeña ha tenido su rabieta diaria pre-nocturna, pero, por lo demás, se ha portado. Si haces exactamente todo lo que ella quiere, no hay conflictos.
Y el mayor, ha venido por fin con un "bien" en su libreta, por lo que me he hecho la loca, y le he dado 6 paquetes de cromos de la liga de fútbol, a pesar de traer  los zapatos literalmente hechos trizas, con las suelas despegadas del resto y la piel levantada, y la camiseta más sucia y llena de mierda que he visto nunca. Ni arrastrándose por debajo de varios coches y cayendo después a una ciénaga, se puede ensuciar tanto una prenda. Ha sido en vano intentar lavarla a mano y después en la lavadora, porque se ha quedado como estaba.
Tendré que emplear lejía o tal vez ácido sulfúrico si quiero que la pueda volver a usar.
Por otra parte, tampoco le puedo premiar con que juegue en el ordenador, porque como pille uno sin restricciones, de manera inesperada, le ha dado por buscar "tetas gordas", en lugar de juegos gratis de Spiderman.
Cuando tenga un rato de serenidad, le indicaré cortésmente que me explique su interés por  el tema mamario.

sábado, 13 de octubre de 2012

Sábado, sabadete...

Para no repetirme, aunque tengamos las mismas hoy Sábado que el Domingo pasado, contaré la semana escolar.
La ganadora de la semana, con puntos negros a mansalva y quejas múltiples, ha sido la mediana. Oé, oé oé oé...
El profesor, viendo que la bola se le hacía gorda, se acercó al progenitor y le dijo: ¡ tenemos que hablar !.
Yo pensé: ¡ lo tiene jodido si pretende sorprendernos, pero el buen hombre que lo intente!, mientras procuraba que ninguno de los tres se me perdiera en el patio del colegio, lleno hasta rebosar de niños, padres, abuelos, profesores, pelotas y extras varios.
La nenita pierde todos los colores, contesta a la profesora de gimnasia (que por cierto, nos había puesto un anexo donde nos indicaba que la niña llevaba un mes sin acudir a clase de gimnasia teórica, con el material escolar adecuado, a lo que yo le he respondido que dónde podía estar ese material, y que por qué oscura razón me lo hacía saber un mes después...), tira diariamente el babi al garaje, (instada por unas compañeritas bastante zafias, según creo), pide ir al cuarto de baño de manera continua, y lo mejor de todo : ¡ come del suelo!.
Pues claro que sí, esa es mi niña. No iba a dejar atrás a su hermano, cuando se bebía el agua de los charcos con la paja del zumo en el recreo, ¡ que ella también lleva el mismo apellido, hombre !.
Como compensación no verá la tele hasta que el Lunes, se porte bien en el colegio y enmiende sus faltas (jua, jua, jua...).
Por cierto, del babi ni se sabe. Algún coche lo debe llevar enrollado entre las ruedas, y lo descubrirán en la próxima ITV.
Todo esto, beneficia al mayor, que ha pasado, con tan sólo dos regulares, al top ten de la bondad semanal, jugando a la play, y obteniendo cromos para un álbum que conseguirá en breve, si su comportamiento no empeora más que de costumbre.
De la pequeña, mejor ni hablo, porque sólo cabe la posibilidad de hacer las cosas como a ella le interesa, o enfrentarse a la ira de los dioses llegado el caso.
Finalmente, a diferencia del otro día, hoy sí hemos salido por la tarde, a las 15 horas concretamente, deambulábamos por la calle, jugando por los parques, codeándonos con la gente que pasaba por allí, concretamente, nadie.
¡ Miento !, un coche de la policía y dos motos andaban buscando a un tipo de pantalones cortos a cuadros y otro de pantalón largo que algo malo debían haber hecho, y yo he pensado: a estas horas, los únicos que pasean por las calles son delincuentes...

Otro Domingo más

Como el nombre indica, otro horrible , desesperante, machacante y destrozador Domingo sola.
Imposible no gritarles o no desear meterlos en un lugar insonorizado, donde durmieran varios días seguidos.
Puedo sobrellevar con gran tolerancia, que a la mediana le haya dado por venir con la ropa completamente agujereada gracias al sofisticado instrumento: lápiz ( existen pruebas gráficas, para los menos creyentes), o que todos los recreos tire el babi al garaje del colegio, y el bedel, que es un santo varón, me lo entregue habitualmente lleno de la suciedad de los coches, que a lo largo del día, le han pasado por encima...
Puedo comprender que a la pequeña la castiguen a la clase de los bebés por mal comportamiento, que continuamente diga: indiota a sus hermanos, y se dedique a molestarlos en busca de gresca...
Puedo aceptar, que el mayor salga afónico diariamente de clase, que su comportamiento siga siendo más que dudoso, y que también pierda en la jornada escolar el babi y otras piezas de ropa...
Pero que me jodan Domingo tras Domingo el padre y los tres niños, eso ya es harina de otro costal.
Al mayor, todo le parece mal, y continuamente descarga su ira en los objetos de alrededor, cosa que está aprendiendo la pequeña a las mil maravillas. Los tres se pelean continuamente, y continuamente quieren que se les compren cosas, o comer a todas horas, o hacer lo contrario de lo que se les indica, no acudiendo cuando se les llama por la calle, para poder pasear civilizadamente como si de una familia normal se tratase.
De manera que tras el enorme esfuerzo físico y psicológico de sacar a las bestias de paseo por la calle por la mañana, llega el encierro de la tarde, que con creces es muchísimo peor, deseando cada interminable segundo no estar allí.
Gritos, mordiscos, lamentos, cabezazos contra el sofá, numerosos insultos, desorden, portazos, baños, cena y a la cama sin cuento ni ostias.
Y mañana, por supuesto a trabajar hasta las diez de la noche, un Lunes, en una puerta de urgencias...
Claro que, por muy hijo putas que sean algunos pacientes, jamás consiguen desesperarme como mis hijos. Y por mucho trabajo que haya, no me supera tanto.



viernes, 21 de septiembre de 2012

Las fieras de mis niños

¡Todos a dormir la siesta!.
Si se tratara de niños dóciles y bien humorados, no pretenderíamos que durmieran la siesta, que, lógicamente no quieren, pero, en nuestro caso, se trata de un intento imprescindible, aunque la mayor parte de las veces infructuoso.
Sube el patriarca escaleras arriba con la tríada, y comienzan los gritos de orden y silencio. Se acuesta él para dar ejemplo (jua,jua,jua...), y en breve, múltiples pasos recorren las habitaciones, las camas y los cuartos de baño.
Nueva tanda de aseveraciones de tono malhumorado, que se disipan en los pequeños pero malvados cerebros, iniciando de nuevo carreras de habitación en habitación, risas, llantos, peleas, sábanas y almohadas en las camas contrarias, y, finalmente, se oyen ronquidos.
El padre ha caído, ya pueden hacer de las suyas. Alguien decide cagar y gastar todo el rollo de papel, pero eso sí, sin tirar de la cadena, para no despertarlo (¡qué considerados son en el fondo...!).
En pocos minutos, dado el déficit de silencio reinante y los problemas colindantes, se despierta el derrotado, y decide volver a poner orden, encontrándose a la pequeña, pintándose las uñas en mi cuarto de baño...
Les amenaza muy seriamente , para que no se muevan de las camas, bajo pena de muerte, y es entonces cuando la mediana, llena de amor y compasión, decide mearse en su cama y ropa, en un alarde de maldad inmejorable, por lo que los otros dos irrumpen de nuevo en el cuarto del progenitor para advertirle de aquel fatal hecho. Por una vez, la zafia criatura ha obedecido a su padre, y para no levantarse, se ha meado encima.
Bajan todos en manada, con quejas, gruñidos, alaridos, llantos y maldiciones. ¡Qué bien me estáis dejando descansar!( pienso para mis adentros).
Es entonces cuando me planteo, por quinta o sexta vez en el día, si merezco derrochar así lo poco que me queda de juventud, o si por el contrario debería huir con el primero que me llevase.
Meriendan y los saco a la calle.
Empieza la retahíla: queremos un chicle... y, mal hecho por mi parte, por no oirlos, porque me derrotan cada minuto del día con cada una de las cosas que hacemos, decido entrar a comprarles un chicle al estanco. Pero les advierto que un chicle sólo cada uno o nos vamos.
Entran corriendo al local como una manada de Ñús, y comienzan a coger chicles. Les recuerdo que uno y me mantengo, porque deben aprender a obedecer de una vez por todas.
No hay manera, les vuelvo a decir que uno , mientras el tendero ya me mira con cara de : ¡vete de aquí, zorra!, y entonces, el nene de los huevos, se queda con la cajonera entera de chicles en la mano, tirándolos todos al suelo....
Tras recogerlos, La mediana sigue con dos chicles en la mano, le pago al hombre los chicles, salgo por la puerta con los niños de los pelos, y tiro los chicles en la basura más cercana.
De nuevo llantos, aclamaciones de injusticia, la mediana se tira al suelo, los otros echan a correr, y una vez más pienso: ¡es buen momento para huir!, nadie se daría cuenta...

domingo, 2 de septiembre de 2012

Reincidente

De nuevo, cuando hoy creía que podría ver la tele tranquila, baja el nene, que no se puede dormir : "porque está pensando que los abuelos muertos van a bajar, y cuando esté toda la familia, un señor va a entrar a robarnos, y a mí me va a robar hasta las gafas ( bonito detalle por su parte, he pensado), y todos, borrachos, nos quedaremos sin nada".
Esta vez, encima, no ha bajado solo, sino con su fiel seguidora, la pequeña, que cuando le he preguntado: ¿y tu padre?, me ha contestado sin pensárselo : roncando. Digo yo entonces, ¿para qué se supone que se ha subido a dormirlos?.
Cuando les he dicho que se fueran a dormir,  y que no pensara en nada, el niño ha comenzado con una retahíla de excusas, entre ellas: mamá, no puedo dejar de pensar,  porque en mi cerebro caben muchas cosas.
He subido con ellos, he acostado a la pequeña, le he dado un beso, y tras parecer convencida de su destino, me he ido a la habitación del otro, para intentar tramitar su introducción en la cama definitivamente. Acariciándome el pelo, me ha dicho: ¡mami, tu pelo tiene aroma a chocolate!.
Menos mal que sé con toda seguridad, que el chaval no toma drogas, que si no...
La única que se ha dormido como una campeona, ha sido la mediana, que no siendo dócil, es una perla al lado de sus vecinos.
Ayer se le cayó su primer diente (bueno, eso no es del todo exacto, porque se lo arrancó mi madre), y esta mañana andaba tan contenta, porque el Ratoncito Pérez le había traído 5 euros, y podía empezar a ahorrar para irse a "París"(creo que esto también habrá que estudiarlo detenidamente).
Dos horas después, y tras ver conmigo a "La Supernanny" en la tele, lo he vuelto a acostar ( porque volvió a bajar, como podréis imaginar) , y tras cerrar la puerta, he visto que alguien la abría, y era él , por lo que mi paciencia se ha saturado y le he dicho que se acostara de una vez, apareciendo el padre con acidez, recibiendo mi acumulación de mala ostia, lo que no le ha mejorado del todo su malestar estomacal.
He pensado entonces, que ayer a estas horas, estaba cenando tan divinamente con unos amigos, después de una sesión de spa y masaje con aromaterapia, y que nadie nos dió el follón, salvo una Tuna compuesta por cuatro personas bastante añosas ( con enano y todo), que amenizó la cena ( hay que joderse), y una camarera de un bar, que a las 5 de la mañana se acercó a nuestra mesa, solicitando alguien que supiera hablar bien inglés, porque no sabía (no cuela ni de coña, aunque parecía bastante tonta), si unos señores de la barra querían una "dama de compañía" o preguntaban por alguien. Al mirar a la barra ví a tres señores viejos, gordos, feos y calvos que lo que querían con toda seguridad no era una señorita, sino una grandísima puta.
De todas formas, el compañero cubano (al que le sentó mal el último Matusalen y durmió en mi casa aquel día, para no ir vomitando todo el camino hacia la suya), tuvo la amabilidad de traducirle las intenciones de aquellos maravillosos caballeros: buscaban a Amanda, pero ella les servía igual. Le dejamos propina para que se comprara un sujetador, y nos fuimos.

martes, 28 de agosto de 2012

Se acaba Agosto

Por fin se acaba un mes algo duro, sometidos a temperaturas peores de las esperadas por las personas que han decidido habitar la Tierra, con extra-extra de trabajo (Guardia Sábado, Domingo sola con los niños, Mañana Lunes, Mañana-Tarde Martes, Miércoles sola con los niños, Jueves Guardia, Viernes sola con los niños...y así los 31 días disfrutados), dos cumpleaños de "princesas relativas" celebrados, y lo que ello conlleva... y una vida personal inexistente, lejos de  todo placer terrenal.
Y al llegar a casa hoy, con la cabeza cargada de pacientes, cansancio, y sandeces múltiples, no ha sido tan fácil tomar la sopa y el yogourth como yo esperaba, (me quedé con hambre, claro, porque a ver quién come más a las diez y media de la noche, si pretende dormir algo, porque yo quería comer de las dos tartas de ayer por lo menos).
Al oirme, ha bajado raudo de su habitación, un saquito de huesos ( a pesar de lo que come), para decirme que no podía dormir porque había visto en la tele a una señora con los ojos negros y la cara roja que le daba miedo (¿se referiría al Ecce Homo  tan inconvenientemente modificado por una deficiente artística y mental?).
Pasado ese primer punto, lo he convencido para que me dejara cenar, y que se subiera a la cama, que yo iba enseguida... No ha colado la patraña, y se ha querido quedar en el sofá, repasando su nuevo álbum de la liga de fútbol, por lo que mientras cenaba, me ha ido indicando que le comprara chicles, porque entraba en un sorteo, que me metiera en una página de internet, en la que sorteaban varios premios, que fuéramos al Burger, que regalaban cromos para el álbum...
Como quiera que he terminado sin demasiada gloria mis pequeños manjares, me he subido con él a la habitación, teniendo que quedarme un ratito utilizando diversas técnicas de somnolencia, incluidos cánticos, abrazos, besos y demás, mientras escuchaba que había bajado tantas veces,  porque hoy no me había visto (verdad al menos).
Eso no ha sido suficiente ni de lejos. De nuevo, cuando bajaba de la primera planta, creyendo zafarme por fin, unos pies han vuelto a asomar por las escaleras, y en esta ocasión, la historia ha subido de tono: mamá, no me puedo dormir, porque pienso que va a venir un cartero a entregar un paquete y nos va a matar a todos menos a mí, que me voy a esconder (eso me suena a los siete cabritillos...), y después van a venir sus amigos a bailar sobre la tumba.
¿Pero qué tumba, hijo?, he decidido preguntar, con el objeto de zanjar una historia de lo más lúgubre para estas horas (habrá visto el telediario?), ¡pues la nuestra!, ha respondido.
He pensado, que si lo mandaba a la mierda iba a tardar más rato en poder descansar, y, de nuevo me he subido a la cama con él, y tras otro envite de mimos y claudicar diciéndole que mañana lo llevaba a la hamburguesería , para que le dieran cromos con el menú, se ha dormido.
¿Por qué no le preocupan estos temas tan variados durante el día, mientras le grito y castigo por sus comportamientos inadecuados perpetuos?


sábado, 11 de agosto de 2012

La mala educación

3.35 ( o algo así): Mamá, me he hecho pis.
Abro los ojos y veo a uno de los primeros visitantes de la noche (no indicaré ni siquiera el sexo, para proteger intimidades).
Consigo arrastrarme de la cama hacia una posición erecta , y cambio de atuendo al ser, que procedo a depositar en una cama colindante (vacía, porque la tercera persona se haya con los abuelos, pasando unos días de terror para ellos).
Me acuesto de nuevo. Alguien ronca. Consigo dormirme.
4.35-4.45: Mamá, me he meado. Antes de abrir los ojos de nuevo, aparecen en mi cabeza todos los símbolos y exabruptos empleados por Ibáñez en las tiras de Mortadelo y Filemón.
Me levanto y aprovecho para mear yo, no vaya a ser que acabe como ellos, y tras el cambio de pijama, acuesto en mi hueco de la cama al segundo individuo. Me queda, como siempre, el sofá, porque las restantes camas de la competición, están algo, diríamos húmedas.
Allí me voy y consigo, de nuevo, distanciar mi mente de la realidad.
7.00 AM. Oigo unos pasos bajando la escalera que me desvelan la clara intención de desayunar, no importando que el día anterior yo hubiera trabajado hasta las 22 horas, y hoy no haya casi dormido. Eso es, del todo secundario en mi existencia.
8.35 LLega la asistenta y, conforme entra por la puerta, le doy la bolsa con las toallitas, los dos botellines de agua recién cambiada , y le endoso a los niños vestidos, para que se vayan "un ratito al parque, ahora que todavía hace fresquito"...
Subo a la habitación para empezar a cambiar camas meadas y a poner lavadoras, y al encender la luz de la habitación, suena una explosión," se van los plomos", y veo cristales de la bombilla hecha añicos, de rosca ancha, tamaño pequeño y 40 Watios, por encima de las camas y la moqueta...
De nuevo, acuden a mi mente los bocadillos de los tebeos, pero esta vez con más figuras e insultos que herirían susceptibilidades en todas las civilizaciones conocidas y por conocer.
No pasa nada, recapacito, si tengo tiempo...
Sacudo las camas y la moqueta y lo voy poniendo todo a lavar, hasta las telas de la cuna del muñeco, por si acaso.
Ordeno la casa, guardo ropa planchada el día anterior y me ducho. Tengo que salir para comprar varias cosas.
Me pongo un pantalón corto (hasta medio muslo) de Desigual, y una camiseta de tirantes (40 grados a la sombra, por lo menos). Describo el vestuario, que no vendría a cuento de otro modo ( o sí), porque, al llegar a la tienda de la esquina, una señora de unos 80 años de media, le dice al tendero más o menos: anda que si vienen así muchas esta mañana te van a entretener. ¡Si mi madre levantara la cabeza!.
No contenta, insiste y amplifica su disertación, o no dándose cuenta de mi presencia, o , lo más seguro, no importándole lo más mínimo, mientras el tendero no sabe dónde mirar ni qué decirle ( al fin y al cabo, es una clienta y estamos en crisis...).
Yo, sin inmutarme, como me caracteriza en mi vida habitual (sólo mis hijos consiguen mis gritos y desesperación con soltura ), cojo lo que necesito, pago y me voy sin mediar palabra, pero pienso, que si su madre levantara la cabeza, la pobre, se preocuparía bastante de tener una hija tan maleducada.

martes, 7 de agosto de 2012

Ordenando

Ordenando la casa, tras nuestra vuelta (¿ he dicho ya que no hemos tenido vacaciones?...), he encontrado unas líneas escritas en una libreta que procedo a mostraros, por si os sirven de algo.
Se trata de una reflexión que le encargué hacer al mayor en un momento de desesperación por mi parte este Verano.
El asunto era contestar por escrito a : ¿ por qué no obedezco a mis padres?, y aquí van las respuestas: (transcripción literal)
1 porque me aburro
2 porque las hermanas no paran de molestarme
3 porque quiero jugar
4 y lo demás son accidentes.
Ahí lo llevas... de modo que el hecho de desobedecer a los padres, es realmente un accidente.
De haber sabido antes todos estos motivos, me hubiera ahorrado quebraderos de cabeza, y , asumiendo que es un objetivo inalcanzable, no me propondría diferentes métodos para obtener un resultado final.
Mucho peor es la canción que escribió en Junio, en clase, para acabar de rematar a su sufrido profesor, que ha aparecido perdida por la cocina, y que recomiendo no lean aquellos cuya susceptibilidad pueda ser herida no tan fácilmente.
Repito, que es de Junio, aunque parezca, en su principio, un villancico (sólo en su principio, porque el final, no soy capaz de describirlo...):
"Ande, ande, ande, el culo de la vieja, ande, ande, ande la marimorena. El culo de la vieja tiene 200 gérmenes, y el culo del viejo tiene 3000. Ande, ande, ande, el chuchi de la vieja, ande, ande, ande, la picha vieja. El chuchi de la vieja tiene el culo lleno y gordo del pipí, y el del viejo está completo de besos de su mujer. Ande, ande, ande, los viejos besos enamorados, ande, ande, ande, adiós gordos, meados y cagones amigos."
... Me queda la esperanza de que las hermanas, por el momento, tan sólo dibujan y colorean, y por lo menos, la mayor, dibuja cosas que parecen bonitas como: muñecas, flores, corazones... y pega pegatinas de perros a los que les pone nombres, lo cual parece bastante más razonable que las creaciones del hermano (lo que dibuja la pequeña, no lo sabe ni ella misma).
Puede quizás que estemos ante el premio Planeta del 2020, pero tendrá que cambiar bastante el estilo, y sobre todo el contenido, para poder lograrlo.

lunes, 16 de julio de 2012

La poción

Ingredientes secretos:

-Un cubo de playa.
- Piedras variadas, en forma, color y tamaño.
-Algas marinas.
-Agua del mar (da igual si es océano, también vale).
-Orina de tres hermanos.
-Heces de perro secas flotando.
-Arena.

Modo de preparación:

Orinen tres hermanos en un cubo de playa, para evitar hacerlo en cualquier otro sitio (el padre confiesa haberlos visto mear a los tres en el cubo, pero, parece ser que había entrado en fase Zen, y los ha dejado hacer...), busquen el resto de ingredientes guiados por un cabecilla exigente y dos esbirras encantadas de la mezcla, remuévanlo todo y ¡vualá!, la poción estará lista para aquel que la necesite.

Yo mientras, fregaba el suelo de la casa, pero, al llegar al lugar de los hechos, he decidido firmemente y sin duda alguna, tirar al contenedor de la basura el cubo de la Barbie y todo su contenido.
Espero que los buscadores profesionales de basuras no lo empleen para sus hijos o para uso personal...
Por lo demás, el día ha transcurrido según lo previsto, y hemos tomado tarta para merendar , en celebración de mi falso Santo (bueno, todos no, el mayor ha vuelto a merendar un vaso de leche con cereales, por haberle propinado a la pequeña un sonoro bofetón facial, del cual se ha arrepentido profundamente tras un rato de reflexión, quedando, de todos modos, el pastel reservado hasta mañana).
Después, al baño, y con el padre a la bolera, para que yo disfrute de un buen rato de paz espiritual, que estoy aprovechando para escribir un poco para mis lectores del mundo (los hay de todos los países, un saludo a todos).
P.D. Dado que el "Diletante apresurado" cena aburridísimos bocatas de mortadela de un euro, le propongo dejarle a mis hijos, para que le preparen un bocadillo en condiciones...


domingo, 15 de julio de 2012

El día de la marmota, partes 2, 3 y sucesivas

Creo que me había quedado por los deberes.
El asunto manda cojones, pero de los gordos, porque este tema no es: ¡qué bien, que hacen los deberes en un momentito y al parque!, no, nada de eso.
Para resumir, la mediana, a pesar de que se dedican a chincharse , quieren los mismos colores u otros que no existen, y a que comete algún pequeño fallo, termina de modo bastante hacendoso la primera. Pero esto no ocurre ni de lejos con los otros dos perturbados mentales.
El mayor se empeña en que no sabe lo que le preguntan los enunciados, además de hacer la letra más cochina del mundo, enfadarse cuando le borro continuamente, y preguntarlo todo a la misma vez que las otras dos, por lo que el café que me tomo previo al evento, me altera de tal modo, que me tiraría por la ventana, de no ser porque se trata de un primer piso, y ver a una tía en bragas, despeinada, sucia de la playa,  que no duerme nada bien, tirada en el suelo de la calle, doliéndose de alguna parte, es un espectáculo más que triste, esperpéntico, por lo que prefiero llamar al director general, para que se atrinchere con ellos y deponga su siesta para encabronarse conmigo y sus adorables nenes.
La peor con diferencia es la pequeña, que empieza a decir que se mea, a tirar el lápiz al suelo, alegando que se le cae (mentiraaaaaa), a decir que está cansada, a salirse de los trazos simples que debe hacer, a llorar y moquear y sudar cuando empezamos a borrarle y a hablarle en tonos discordantes, terminando finalmente dos hojas en más de una hora larga, y con un nivel de estrés paterno digamos, bastante importante.
Si le gustará poco el tema deberes, que, hoy Domingo me ha preguntado: ¿ y los deberes?, y tras contestarle que hoy descansábamos, le ha cambiado la cara y me ha abrazado con un ¡gracias mami!.
Después llega el baño (no tengo ganas de describir otra lucha, os la imagináis, con pelos enredados incluidos y dilemas por la ropa elegida por la madre)... Y al parque, donde juegan un rato previo a la cena.
Si cenamos en casa, están controlados, pero si cometemos el error de salir, os remito al episodio donde relaté una comida fuera de casa, que a mí me gusta especialmente, porque describe con realismo crudo y absoluto lo que es llevarlos a comer.
Encima, últimamente les ha dado por entrevistar a todos los camareros y gente de las mesas colindantes, hasta que se enteran de todo lo habido y por haber de sus vidas, incluyendo en el repertorio decir cómo nos llamamos todos y qué edades tenemos, cosa que a mí no termina de convencerme, no porque pretenda ocultarle a nadie mi edad, sino porque lo considero del todo improcedente.
La otra noche, además, la pequeña, decidió que ya era hora, y en un segundo de descuido, se empinó la botella de Heineken del padre, dándole un buen trago. Claro que de inmediato sintió en su preciosa boca un, diríamos bofetón, que le hizo echarlo todo de golpe sobre su vestido floral.
Así que sabemos, en resumen, los nombres y situación familiar de todos los camareros de la zona. Además, también conocemos a gran parte de los gays, porque van todos a mi gimnasio, y en la playa, todos saben los nombres de mis hijos, porque no hacemos más que llamarlos continuamente al orden. Continuará o no...
Por cierto, lo del título, para quienes no la hayan visto, hace referencia a una película en la que todos los días son iguales, una y otra vez...

domingo, 8 de julio de 2012

El día de la marmota 1 parte

Siete de la mañana de todo el mes: (y desgraciadamente, no creo que cambien las tornas) aparecen, principalmente la mediana, seguida en breve por el pelotón de ataque y se acaba el sueño, de todas formas perturbado por el apasionante mundo de las gaviotas.
Hablemos de las gaviotas en primer lugar, ese animal cuyas impresionantes cagadas pueblan la zona, y que, entre las cinco y media y las seis, me despiertan todos los días puntuales para charlar de sus cosas. Porque los sonidos que emiten, aparte de intensos, parecen conversaciones. Muchas usan determinados soniquetes muy parecidos entre sí, mientras otras comentan cosas distintas, a la vez que los últimos grupos chillan disconformes con las apreciaciones previas.
El caso es, digamos, fastidiarme, porque al jefe no le inmutan lo más mínimo, aunque lo niegue, alegando que los mosquitos no le dejan dormir, y por eso cuando coge el sueño, no lo suelta...
Como siempre, no consigo atender a la vez todos los requerimientos de tipos de tostada, temperatura de las leches, colores de las pajas, peleas por la ubicación correcta de cada uno en la mesa, y acabo con mis tostadas calcinadas ( con el INRI de la pequeña indicándome que debo comprar una tostadora nueva, que esta quema las tostadas) y el padre apareciendo por la puerta ante la alarma de mis chillidos. Se los lleva a los tres a la playa (por lo que sus amigos dicen que el plan es "cojonudo" para mi persona), pero yo no sería capaz de afirmar tanto, cuando lo que me quedo haciendo es limpiar, comprar, cambiar camas meadas (en la siesta también, porque entre la sopa y la sandía, ya se sabe...), lavar, tender, hacer la comida, fregar el suelo (¿no era esto del cuento de Cenicienta?), porque el hada no aparece, la hija puta. Debe andar por ahí, con algún Senegalés...
Y en cuanto puedo, a la playa, que a veces llego en el momento de la recogida, y si llego antes, hay medusas coloraditas de lo más monas, para disuadirme de mi interés por el refresco corporal.
Por cierto, para tranquilidad de mis lectores, este año, están cagando y meando menos en la playa, y, de todos modos, no hay cartón de indigente. Ha debido desplazarse a otra ubicación más placentera. Todos los días, lucha para enjuagarles los pies, y por conseguir llegar a casa.
Tras la comida, la siesta. La siesta consiste en que el padre les grite una y otra vez que a dormir, y se acueste, durmiéndose él, pero que lo hagan sus lechones, eso es otro cantar. Si lo hacen algún día, por agotamiento inesperado, como dije antes, camas meadas. Aunque no es lo habitual. Tras un pequeño paréntesis en el que me hacen creer que voy a descansar, e incluso a veces, consigo medio dormirme, empiezan a trajinar. El mayor se dedica a escribir notas tamaño folio del tipo: ¡¡¡Estoy harto de tí!!! (a quién se referirá?), a arrancar hojas de papel de una libreta, y a hacer sobres,¿para mandarle cartas a alguien?, los cuales pega con papel celo, haciendo un ruido tremendo, y utilizando un cúter lleno de óxido que todavía no sé de dónde lo sacó; o bien se alía con las hermanas, para, hablando flojito, eso sí, encerrarse en una de las habitaciones, tirando cosas al suelo, corriendo muebles para atrincherarlos contra la puerta...por lo que finalizan esta franja horaria castigados, haciendo deberes, y yo cabreada de lo más...Continuará.

sábado, 7 de julio de 2012

Aerobic

Decidida a mejorar mi calidad de vida, y gracias a mi Christian Grey particular (pero avainillado, desde luego...)me he apuntado a aerobic. Cualquier excusa es buena para desprenderme de mi "gran carga triple", siendo lo de menos hacer ningún tipo de deporte, para el que, desde luego, no estoy preparada, ni creo que lo esté nunca. El caso es que me voy de casa, durante una hora, en número de tres veces por semana, y hoy he ido a mi primera clase. La dueña, una profesora de baile de mediana edad, con la academia llena de fotos de sus actuaciones y sus dos hijos pequeños, mareando por allí (lo mío no debe ser librarme de los infantes en ningún lugar). Aunque no ha sido ella la que ha dado la clase, sino un sucedáneo de Rambo, pantalones cortos, gafas, calentadores (hacía años que no los veía de moda... y menos en verano, con el calor que hace), y pañuelo atado a la frente, cuya apariencia ha resultado engañosa, pues se movía con tal gracia y soltura, que no he sido capaz de seguirle, por torpe, por descoordinada, por asfixiada... La coleta se me ha medio deshecho, mientras sudaba sin saber muy bien por qué, puesto que mi cerebelo no me ha dado tregua, no pudiendo mover a la vez las piernas al son de los brazos, eligiendo en cada ocasión qué movía, aparte de ir parando continuamente para no tener que ser asistida. Para arreglarlo, ha llegado a media clase otro caballero, con un atuendo, para mi modesto gusto algo extraño: camiseta de tirantes blanca con agujeritos de las llamadas"elásticas", sin las que nuestros padres y abuelos no podían vivir, estupendas para cualquier momento del año, y como parte de abajo un calzoncillo tipo bóxer, de los ajustados, blanco, medio transparente, que dejaba ver por el culo un hilo que debía ser de un tanga también blanco, supongo que para sujetar con màs firmeza determinadas partes. En mi apuro deportivo no he podido dejar de pensar en pagarle un personal shopper, porque lo necesitaba más que otros muchos sin duda alguna, mientras me planteaba cual de los dos era más Friki, si él, que seguía bien la clase o yo... 
En casa, todos me esperaban con anhelo, para que les explicara qué había hecho mami, y las chicas me han hecho prometerles, que cuando fueran mayores, podrían ir a clase conmigo (como si fuera a ir yo más veces en mi vida)...

viernes, 29 de junio de 2012

Ya estoy de vacaciones

Sí, hasta Agosto, estamos de vacaciones.
Vacaciones,  cuyo significado podréis buscar en la Wikipedia encontrando lo siguiente: período de tiempo variable, en el que no hay colegio, aunque se sigan levantando a las siete de la mañana los acuestes a la hora que los acuestes, encerrados en casa todo el día, gritando, peleando, chinchando, volviendo a gritar, sin parar de hablar un momento, revolcándose por los sofás, saltando por las camas, pegándose, arañándose, cagando cuando la mamá intenta desayunar las tostadas ya frías, pidiendo agua todos si me intento sentar a comer, desobedeciendo cada segundo de sus existencias, no escuchando nada de lo que se les dice, o bien,  como segunda opción, saliendo gratis a la sauna Finlandesa de los spas más prestigiosos, notando un bajón de tensión al intentar andar a 45 grados a la sombra mientras continúas gritando a niños que no miran al cruzar por la calle, o que lloran todo el día sin parar, en espera de una buena tunda.
¿Será mejor la semana que viene, cuando nos vayamos a la playa, y desplacemos el procedimiento unos kilómetros al sur?. ¡Que se preparen los indigentes! (léanse capítulos previos de mi vida...).
Para terminar de arreglarlo, hemos montado una ONG pajaril, y todo aquel pájaro, estuviera desvalido o no, que estando en la calle, es susceptible de ser atrapado por humanos no demasiado ágiles en sus movimientos, acaba en una jaula-orfanato, alimentado cada dos horas a jeringuillazos con los más avanzados productos según raza y características del bicho.
De este modo, aquí la capulla integral, ha preparado, entre medias de lo descrito en el término vacaciones, varias papillas, para que estuvieran recientes, para dos gorriones, uno medio moribundo, y para un híbrido entre gorrión y hormiga, pequeño de tamaño, pero piador nato, superando a mis hijos en continuidad y en intensidad del piar...
Por supuesto, mi muy cercano a exmarido segundo, de guardia una vez más.
Desde luego, esto no es todo. Correspondería a un día de lo más normal...
Para apretarme más las tuercas, y por si  tenía poco con la, menos mal que pequeña quemadura de 2º grado en pecho de la menor el día de San juan, al desoir cualquier consejo acerca de la correcta utilización de las bengalas ( más de 9567 explicaciones previas); hoy, el mayor, mientras lloraba, ¡cómo no!, intentando explicarnos a mi suegra y a mí, por qué las hermanas no le dejaban jugar a un juego que era suyo, ha decidido, ni corto ni perezoso, y de nuevo, sin motivo aparente, depositar su huella dactilar en la plancha, por supuesto recién apagada y calentita, para que de mayor, no consigan cazarlo las brigadas policiales cuando delinca...
Tal es mi desesperación con ellos, que, mientras mi suegra le sumergía el dedo en vinagre, yo, he pensado que no me iba a quedar también sin tomarme mi café con leche, y he seguido mojando galletas compulsivamente en la taza, en un intento de evasión de mi devenir, sin querer plantearme qué ha pensado esa malvada criatura en el momento de los hechos, porque ni siquiera creo que le sirva de escarmiento, ya que pertenecen a un nivel mucho más sofisticado y perverso...


domingo, 17 de junio de 2012

Sin motivo aparente

Mientras me bebo un zumo de arándanos del Ikea, fresco, manchándome el camisón al intentar repelar el final, empujando, el cubito de hielo los restos de fruta hacia mi persona y vestimenta; releo la agenda del colegio del primogénito : " ha traído hoy a clase una cebolla, sin motivo aparente. Además, se ha echado , en clase, agua de su botella por la cabeza".
Analicemos el hecho en sí. Porque cualquier explicación dada por el infante para aclarar el tema a debate, sería por mí despreciada como falsa y perturbada.
¿Qué motivo puede ser el aparente, como indica el profesor, para que un individuo se lleve, a escondidas de sus abuelas ( que eran las responsables, porque yo volvía ese citado día de mi guardia), una cebolla a clase?. A mí no se me ocurre ninguno razonable, y no razonable, tampoco.
El pobre hombre sospechó que algo ocurría, cuando la clase entera comenzó a oler a cebolla. No le costó detectar al culpable, que escondía la cebolla, despedazada, en su babi.
A cada uno que le preguntaba, le contaba una historia diferente. En mi caso la respuesta fue: "es que quería enseñarles a cocinar..."
En ese caso, tendré que contactar con Carlos Arguiñano, que se está perdiendo a uno de sus mejores pinches. Eso, e impedirle a mi suegra que lo coloque a su lado mientras cocina, que según parece, no le sienta demasiado bien.
Pensamos que la mediana, sabía algo del tema, por lo que espero el momento para citarlos a los tres y que me oferten una aclaración conjunta, que creo , si la grabara, sería lider de audiencia en youtube.
Por otra parte , el problema del agua sobre la cabeza es mucho más razonable. Hace mucho calor en la ciudad en la que nos encontramos, y, en un momento determinado, tal acto no sería considerado vil ni deplorable, sino, por el contrario, imprescindible llegado el caso.
Pero abramos la agenda de nuevo y veamos lo que pone al azar varios días:
Martes: "A la hora del comedor, se le ha dicho que no juegue al sol, por el calor que hacía, y no ha hecho caso, a pesar de las numerosas advertencias". Qué raro, que mi hijo desobedezca...
Miércoles: "Se ha portado mal. Además, marranea un libro corrigiéndoselo él mismo sin permiso. Un saludo".
Viernes: "Se ha portado fatal en la clase de Inglés con la lectura. No hace caso a nada".
Miércoles de varias semanas antes: "Últimamente se está portando fatal". ¿Cómo que últimamente, pero es que se ha portado bien en algún momento del año?.Supongo que el pobre profesor ya no sabe ni qué manisfestarme en sus desesperadas notas.
Espero que el mes de vacaciones, consiga recuperarse y no decida abandonar la enseñanza...

viernes, 18 de mayo de 2012

Los nenes

Las criaturas van evolucionando y creciendo, como los Tamagochis, aunque, por supuesto, dando muchos más problemas y quehaceres que la susodicha maquinita, que por cierto, no sé ya si existe siquiera.
Como anécdotas de la semana, la pequeña anda diciendo que nació en un restaurante, con lo que no me queda claro qué opina acerca del parto y sus consecuencias... y si sabe acaso lo que es un hospital (tengo en tareas pendientes explicárselo todo).
La mediana, sigue tan zalamera como siempre, y consigue allá dónde va todo lo que quiere. Ayer, se le cayó por el suelo un pulpo verde que se resbala por los cristales denominado  "Walkie  Wally" o algo así, y en un momento, paralizó todo el tráfico con sus gritos y ruegos, hasta bajando los conductores las ventanillas para ver qué pasaba, procediendo yo, con premura, a coger el muñeco y salir huyendo prontamente como madre atormentada y señalada que soy...
Hoy, para que le siguiera cantando para dormirse me ha dicho sin pensárselo: es que tienes una voz preciosa... Yo he meditado momentáneamente: ¿ cómo se puede ser tan mentirosa?, aunque le vendrá bien para la vida real...
El otro día, entre las dos hermanas, extorsionaron a un pobre niño y su abuelo, que habían traído un cachorro de gato al parque, para cogerlo ellas, y conseguir que el gato se escapara y se subiera a los entresijos de los bajos de un coche, sin volver a saberse de él, por lo menos mientras yo salía pitando con ellas de allí, agarrándolas de los pelos, para que el abuelo no nos diera a todas con el bastón, y acabara , por fin, con nuestro sufrimiento.
Espero que el buen hombre o ese niño aturdido por mis hijas, no se acuerden de nosotras...
Por su parte, el mayor, merece esta semana una mención especial, porque, y sin que sirva de precedente, por primera vez en todo el calendario de su historia laboral, el profesor le ha escrito: "genial", y "muy bien" tres días seguidos, refiriéndose a su comportamiento en clase.
El calor le debe haber derretido el cerebro, pero aprovecharemos la racha, a ver si dura, y mientras tanto, está teniendo todos los parabienes existentes.
Además, la criatura come estupendamente de todo, tanto es así, que ayer, su padre rechazó una tortilla francesa de espinacas y manzanas , ideada por su amada madre, y el chiquillo, ni corto ni perezoso dijo en la mesa: no te preocupes abuela, dámela a mí, yo sí tengo el valor de probarla...( todos nos reímos , porque "tuvo el valor", y se la comió sin rechistar, así como todo lo comestible del planeta, que un día saldrá la tenia que debe tener escondida de paseo, gorda como una pitón...)
Salir con ellos a la calle o a cualquier local público, sigue siendo igual de ruinoso mental.
Hoy hemos entrado por la tarde en una cafetería con el objeto de que se tomaran un granizado de limón.
Se han sentado, lo han pedido, y ha comenzado el turno de ruegos y preguntas parlamentario: por favor señora, ¿podría ponerlos en un vaso de plástico, que estos los rompemos?, por favor, ¿nos da pajas?. Tenemos sed, ¿nos podría dar un vaso de agua?. Señora, me podría dar una cucharita para comerme el hielito?. ¡Yo quiero esa paja rosa y no la que tengo! ( la hermana igual, claro...). La camarera me miraba ya con cara de : ¿con todas las cafeterías que hay en el mundo, habéis tenido que entrar en esta?, por lo que he pagado, y sin terminar la pequeña de sorber su merienda, nos hemos dirigido hacia el parque, donde la mediana, ha aprovechado un descuido, para arrancar una cantidad considerable de flores y de unos matojos que consideraba "trigo", y ha venido corriendo y proclamando que había cogido mucho trigo para hacer pan y tortas.
Tortas, hija mía, las que te voy a dar, he pensado, pero, por el bien del conjunto, he aguantado un rato para que jugaran y se cansaran para la noche, gracias a lo cual, os  puedo escribir ahora estas líneas.


martes, 8 de mayo de 2012

La cita

Hoy, tras pasar ayer un día de lo más, diríamos agotador, por cantidad de trabajo, añadido al fallo de los sistemas informáticos durante más de un par de horas, lo que incapacitó el correcto desarrollo de la labor asistencial...y por la asiduidad e ímpetu de las ambulancias que vinieron, algunas de ellas con diagnósticos inciertos (una señora Alzheimer, a la que no sabían si le pasaba algo o no, con un ECG "con el que no la podían dejar  así en la casa", que era el suyo habitual...), hemos dejado a los niños en el colegio (ya hablaré de ellos un rato largo, que están en el culmen de sus carreras, pero el otro día lo intenté y se desconectó el aparato  de internet, perdiéndose lo escrito...), y hemos acudido a nuestra cita.
Seis meses de impago absoluto, y de no arreglar absolutamente nada del chalet supuestamente alquilado, como se había pactado en un principio, terminaron con el abandono voluntario de las interfectas, (por llamarlas de algún modo sin llegar a aplicar el insulto), tras burofaxes y mensajes de correo electrónico precipitantes del hecho en sí.
La "señoras" dejaron la casa en tal estado que sólo documentos fotográficos podrían describir lo allí presenciado: muebles viejos, eternamente sucios y corrompidos, malolientes, llenos de ropas arrugadas, usadas, papeles dibujados y rotos, colillas, pendientes sin pareja, cagadas de gatos, moscas sobrevolando toda la casa, sin saber dónde posarse en busca del hedor manifiesto, vajilla enmohecida con restos que se remontan a los tiempos de la Sábana Santa, pañuelos de mocos dentro de radiocassetes, muñecas amputadas por todos los rincones, carros robados del Carrefour con flotadores, cables, sacos de cemento...
A la hora pactada, han aparecido, con un enorme camión, tres individuos aseados, cabezas rapadas, tatuajes al viento, raftas en la perilla, de diferentes nacionalidades  y habla cortés, que en pos de la ayuda al drogadicto, han tenido el valor de llevarse, no más de la tercera parte de lo requerido para que cualquier ser vivo del planeta, quiera ver la casa, que está desde ahora de nuevo a la venta.
Eso sí, al entrar, se han mirado, y se han colocado unos guantes gordos, de esos para evitar que te muerdan los perros rabiosos, y han comenzado a decir al poco que les picaba todo el cuerpo.
Nosotros mientras, aprovechando el carro, hemos ido cogiendo, con otros guantes, y ayudados por un amigo , (que en plan " Mujeres al borde de un ataque de nervios" ha venido en moto a todo pijo, para no perderse el espectáculo), cosas del suelo y llevándolas al contenedor más cercano.
Un coche de la guardia civil paseaba por la zona, pero, en esta ocasión, y sin que sirva de precedente, no hemos tenido que disfrutar de su estupenda compañía... a pesar de la cojera de mi señor esposo, bastante sospechosa, por parecer que va cavando zanjas en el suelo al andar, de un par de días de evolución , sin antecedente traumático, eso sí...
Inmersos en la mierda más absoluta, y mientras mi marido, en un intento purificador, echaba lejía a todos los agujeros que encontraba por su camino, he oído: ¡por eso estaba por aquí la gata!, y tras subir unas escaleras, me he encontrado, en un cajón de un armario, sobre un enorme sujetador lleno de restos de sangre, a tres gatitos minúsculos, con los ojos cerrados y los cordones umbilicales secos, pero todavía pendiendo de sus panzitas. He movido el cajón para ver cuántas bajas había, pero tres bocas abiertas han comenzado a maullar.
Por un momento he pensado, ¿y que hago yo ahora con tres gatos en mi casa?. Pero ha querido el destino que la gata, a la que no le hemos debido gustar lo suficiente, los fuera cogiendo del cuello , uno  a uno, sacándolos de la casa y llevándoselos a un lugar recóndito, para que nos pudieramos ir a comer tranquilos, tras la labor realizada en el domicilio, y no a una Farmacia, en busca de biberones, una vez más...
De camino al coche, una señora le contaba a otra: a mí me vas a decir de historia ginecológica... Se ve que la señora podía escribir un Quijote con sus quehaceres.
Con la comida en la boca, a recoger a los zagales, llevarlos a piscina, comprar, y súbitamente entrar en la peluquería para ver si les podían cortar el flequillo a las nenas, que ya no veían con los pelos dentro de los ojos...
Todo ha salido según lo planeado, y, por fin, después de un gran lapsus, escribo unas líneas sobre el día de hoy, que ya estaba bien de mantener a la audiencia en vilo. Un saludo.

viernes, 6 de abril de 2012

Semana Santa

Comiendo torrijas de vino tinto Casa de la Ermita y miel del campo de Cartagena, aptas para legionarios, por la contundencia del sabor, y la adicción que producen (por supuesto obra de la inestimable suegra), decido describir, con los dedos pegajosos, y sin parar de ir a la cocina (luego me preguntaré de dónde esos  tres Kilos adquiridos...), algunos de los hechos últimamente acaecidos...
Para empezar, la pequeña está cada vez más rebelde, y frases como: ¡no me da la gana!, ¡tú no mandas!, ¡me voy a casa del vecino!, son emitidas por su laringe diariamente. Claro que cuando le dices que muy bien, que se vaya a casa del vecino, contesta de inmediato: hoy no, el Lunes...
El mayor, descansa de nosotros... unos días en casa de los abuelos maternos, donde se porta "divinamente", haciendo todo lo que le interesa sin que nadie le tosa. El problema lo tendremos, como siempre, al volver, porque habrá que bajarlo del eslabón Zeus, al de culebra callejera...
Por su parte, la mediana, que es la que menos gritos diarios recibe, está en la temporada: me voy cayendo y raspando el cuerpo continuamente, hasta no dejar pedazos libres de piel sana. Hace tres días, sin ir más lejos, optó por resbalarse encima de la meada de la hermana, que por temas físicos y químicos, había formado barro con la tierra allí existente, levantándose del suelo chorreando  (por cierto, el leotardo con un agujero en la rodilla y sangre de por medio), por lo que optamos retirarnos de escenario y volver a casa a bañarla. A todo esto, hasta que alguien , un rato después (osea yo), le dijo que llevaba sangre en la "tronera", no había decidido llorar, por lo que me pregunto: ¿lloran realmente cuando se hacen daño, o es todo puro teatro?...
Hoy hemos ido a la procesión de Viernes Santo, las dos nenas y yo (por cierto, siento que estés de guardia, pero le tendrás que decir a tu madre que te haga otro día más torrijas...).
De camino, la pequeña ha decidido, una vez más , ser algo imprudente, y, a unas monjas que paseaban tranquilas, les ha dicho: hola, ¿váis a Belén?. Se ve que los hábitos le han sugerido esa estimación tan oportuna...( mucho peor fue el otro día, cuando, al pasar por en medio de un grupo de deficientes a cargo de unos monitores, viendo a uno con los ojos cerrados, gritó señalando: ¡mira mamá, ese está muerto!...). Un día de estos, mi integridad física correrá peligro, de la psicológica, no me molesto en hablar.
Al llegar al lugar dedidido, se han establecido, sentándose incluso la pequeña, encima de una señora que había pagado religiosamente su asiento, procediendo, al poco, entre las dos, con esas caras de ángeles y esa labia, a desvalijar a los capirotes. Eso sí, rechazando las habas únicamente, por lo que, en menos de media hora, habiendo comido monas, caramelos, chicles, piruletas...he decidido irme de allí (llevo hasta un huevo duro en el bolso).
Después estábamos invitadas a un cumpleaños al aire libre, al que han llegado hambrientas, y , lejos de irse como los demás niños a saltar en un castillo inflable, habilitado para diversión de los corrientes, se han dedicado a comerse los pedazos de pulpo más gordos, y los mejillones, que se suponían para los padres, que miraban perplejos a las dos perlas. Eso sí, no han tomado cerveza, sólo un litro de zumo tropical entres las dos.
Creeréis entonces, que al llegar a casa no han comido...já,já, espirales de espinacas con tomate y cebolla caseras, queso rallado y hamburguesas de ternera picadas por encima, y yogourth ( 13.30 del mediodía). A las 14.30, mis oídos han escuchado: ¿mami, cuándo merendamos?.
¿Tendré dinero para poder alimentarlos en cuanto crezcan un poco más?...
Claro que yo hoy mejor me callo, no sé si será el vino, la miel, o el pan duro...¡vaya infleta!.

domingo, 25 de marzo de 2012

Multa

La historia de ayer, no quedaría bien concluida, si no os contara qué pasó cuando la policía vió parar en una gasolinera, de madrugada, a dos extranjeros (Cuba y Palestina juntas forever), de dudosa apariencia, uno de ellos sin zapatos, que afirmaban volver de Vitoria (jua, jua).
Creo que aparte de preguntarles más cosas que Isabel Pantoja a su futura nuera, les rebuscaron drogas hasta entre los vellos del sobaco... eso sí, multaza de 200 euros por haberse pasado 5 días la ITV. Un saludo, desde aquí, a tan amables y eficaces fuerzas del estado.
Tras esa buena noticia, encima sin llegar a casa todavía, y los paseos nocturnos de la mediana, me he levantado por la mañana de lo más despejada, para emprender con sosiego y gran alegría el nuevo y prometedor día.
Una vez más, no me han defraudado. No son capaces de mantenerse ordenados, callados, tranquilos, sin conflictos... ni un décima de segundo, ofreciéndome tal jornada que creo que mañana, a las 22 horas, tras salir del trabajo, voy a irme a un hotel a dormir.
Además, también está la opción de un convento, que en cualquier momento puede llegarle a una la vocación...
La pequeña ha seguido con su técnica, en más de tres ocasiones, de llorar sin parar,( una de las veces porque quería "goler" la colonia, cogiendo ella el frasco para romperlo), con el fin de que alguien decida colocarle  Kilómetros de cinta de carrocero alrededor de la boca, en el mejor de los casos.
La mediana no quería hacer sus deberes, no quería volver a casa, no quería el zumo que se había pedido para almorzar, diciéndole al camarero que le diera otra oportunidad, y que el zumo erróneo me lo bebiera yo, o su padre, allí en su tranquila guardia (sí, aprovecha para descansar que verás lo que te espera...) .
El mayor no ha desayunado con nosotras, porque estaba en casa copiando cincuenta veces: no comeré galletas del tarro por mi cuenta, y otras cincuenta: no imprimiré en color fotos que me hago sin permiso en el ordenador de mis padres, porque gasto el toner y me van a matar... Además ha aprovechado para sustraerle a su hermana, a escondidas, parte de su "pedorreta"(para nosotros era blandi blub) naranja, y encerrarse en el cuarto de baño para incrustar el material en mi toalla de manos, momento en el cual, lo he subido a su habitación entre gritos ya afónicos, (porque no atienden a tonos de cantante, y precisan los de una soprano), indicándole claramente lo que pensaba de él (espero que de mayor se le olvide).
Los he llevado a un parque de bolas cercano, para poder cambiar las camas meadas, guardar ropa y poner la tercera colada del día, así como para sacar dinero y poder pagar a su vez lo de las bolas... Aunque no estaría mal que se los quedaran por no pagar.
Bañados, cenados y dormidos, voy a colocar mi organismo sobre un colchón un indeterminado e ineficaz período de tiempo, hasta que, unas hormigas rojas, decidan comerse al hámster, o unos zombies malvados nos ataquen el día de nuestra boda...


sábado, 24 de marzo de 2012

Soltera

Duermen, por fin.
La pequeña sigue sollozando en sueños, tras tirarse más de una hora de reloj llorando (no, no es una forma de hablar, se trata de una hora real, con sus sesenta minutos y correspondientes segundos). El motivo, da igual, porque se trata de llorar por gusto, pero en este caso la excusa era que quería la caja donde va la vacuna del hermano, a la que preferiría que no accediera, para no desperdiciar 100 euros, si cayera al suelo y se rompiera.
El día empezó tiznado, como siempre, con la mediana en mi cama, queriendo desayunar a la hora en que otros muchos se recogen a dormir.
Intenté que se divirtieran disfrazándose, para lo cual , subí la pesada caja con disfraces al piso de arriba. Error de nuevo, porque nada les contenta, sacando todo de la caja, sin aclararse ni con el disfraz que querían ponerse, pisándolo todo, y en medio del desconcierto, entrando y saliendo del cuarto de baño, para realizar actos tan viles como el del mayor, que creyendo que se iba a poner colonia en el pelo por su cuenta, ha estado a menos de medio segundo de echarse el quitaesmaltes de la abuela.
Desesperada, los he vestido (acto tedioso y descortés que no voy a describir), y hemos salido a la calle, en busca , realmente, de encontrar a alguien por el camino que quisiera hacerse cargo de ellos, llevándome mis pasos hasta la Biblioteca Regional.
No vayáis a creer que han sido capaces de leer nada. Han desbaratado de su sitio un sinfín de libros, han meado, se han lavado las manos , pese a decirles que no lo hicieran, y cuando decidía volverme, ha aparecido mi salvación: alguien vestido de triángulo verde, denominado "Mec, Mec", ha cogido a todos los niños, cual flautista de Hamelin, y los ha metido en una habitación cerrada a cal y canto, con cristaleras tapadas por cortinas, para contarles un cuento y que dibujaran una hora.
Mis plegarias habían sido escuchadas...qué paz y sosiego interior he disfrutado.
Entonces, he pensado en lo bien que estaría soltera (de ahí el título de este relato), con todo el fin de semana que tenía yo libre, y para lo que me he quedado...
Al acabar, de nuevo los problemas: han salido de rotulador hasta las pestañas. Bueno, no todos han salido. La mediana, yacía en el suelo llorando por no haber terminado de pintar el monstruo verde moteado, y me ha costado sacarlos del lugar un buen rato.
Por el camino, he sido obligada a comprarles un chupchups, y no contento con ello , el mayor, se ha dedicado todo el camino de vuelta (y también el de ida) a pedir cosas para que se las comprara, a la vez que a la pequeña se le caía el caramelo al suelo y rompía a llorar y moquear. Lo de tirarlo a la basura no valía, porque se encabrona más y me toca llevarla en brazos hasta casa (cosa que al final ha ocurrido, de todos modos, para conseguir llegar y obligarlos a dormir la siesta bajo gritos y amenazas...), por lo que me he metido con ellos en una panadería, para que se lo lavaran bajo el grifo, aprovechando mientras, todos, para pedir de nuevo que les comprara aquello que veían, subiéndose al mostrador, solicitando agua, consiguiendo, al final, que yo le dijera al muchacho que no tuviera hijos nunca, saliendo de allí cada vez más exasperada.
Hemos llegado, y tras comer y acostarlos, he decidido echarme a la calle, (siempre gracias a mi suegra), para quedar con la segunda principal comentarista de mi blog, y tomarnos un café y comprarnos ropa de lo menos glamourosa o cara, porque total, a donde salimos, con ir limpias es más que suficiente...
Por cierto, mi marido ha pasado todo el día fuera, con uno de los cubanos que duermen en mis camas cuando "les sienta mal la bebida" ( un saludo a ambos), con una excusa de lo más peregrina. Mañana, por supuesto, tiene guardia, lo que dará seguro para otra historia de madre desquiciada.

viernes, 23 de marzo de 2012

¡ A la playa!

Saliente de guardia, como no podía ser de otra manera, cogemos a lo loco cosas en bolsas, porque hemos decidido pasar el puente fuera de casa, en un pueblo playero, donde disfrutamos de una casa prestada (por la principal comentarista del blog), siendo mejor opción que gastarse en un hotel 200 euros por noche en el mejor de los casos (recordad que tenemos que alquilar dos habitaciones comunicadas, porque en una no nos permiten meternos, y más si nos conocieran, momento en el cual, ni siquiera nos dejarían entrar en el recinto...).
Sí, por primera vez en todo el año, los padres coincidimos tres días de fin de semana juntos en casa.
La cosa prometía, de modo que nos dirigimos todos, jovialmente ( absoluta mentira, pero debo intentar que el inicio de la historia sea agradable...), hacia la ubicación elegida.
Baja del coche, tras llegar, a los zagales, las bolsas, las maletas, y consigue subir, y abrir la puerta,( no tan fácil con ellos metiendo cuerpos y cabezas por en medio, aprovechando para  canearse, empujarse o tirarse de los pelos).
Abro por fin, y se dispersan, por toda la casa, como las raíces de una planta, con fines poco constructivos.
En un momento, mientras intento guardar en su sitio ropa y comida, las camas están deshechas, los juguetes en el suelo, quejas de si el DVD funciona o no, papeles tirados por el balcón, la pequeña ya se ha mojado las manos con el agua del bidet...
Creo que no es momento de dormir por la mañana (aunque quisiera), por lo que nos vamos a la playa, porque hace sol, aunque algo de viento y de fresco.
Compramos unos cubos con rastrillo y pala en una tienda de productos asiáticos, denominada vulgarmente "chino", y aparecemos en la playa, a pasar un rato de, según pretendíamos, paz espiritual.
Comienzan a jugar en la arena-piedras, mientras me siento en una toalla, con gafas de sol, arrepintiéndome de haber dejado en casa el abrigo.
Tengo frío, pero esa temperatura no es detectada por esos tres pequeños acúmulos de piel y vísceras, porque en la siguiente imagen, se han quitado toda la ropa, sin preguntar, y juegan en bragas y calzoncillos ante el estupor de los  clientes de los bares del paseo de la playa, comenzando enseguida a tantear el agua, para ver si se meten. El niño, a todo esto, con estornudos, tos y pitos.
La mediana aprovecha para echarle piedras a su hermana dentro de los ojos, que son lavados por el motor de nuestras vidas con agua de mar, estupenda para calmar los gritos y llantos de la vilipendiada.
Empieza la retahíla entonces: me quiero bañar, porqué no me puedo bañar, si yo no tengo frío, me quiero bañar... hasta conseguir la claudicación de una madre agotada física y psicológicamente y un padre de dudosas convicciones, acerca de si esto era su paraíso soñado.
La siguiente escena me recuerda a la película de Quentin Tarantino, Reservoir Dogs, porque todo el mundo en el paseo, se queda mirando a un grupo, que avanza sin titubear,  consistente en una señora despeinada, que, helada de frío lleva una camiseta de su marido encima de su ropa, de la talla 5XL( que se dice pronto), acompañada por tres niños desnudos, con los pelos chorreando, de la mano, con una toalla encima, y un , digamos enorme señor, con un pantalón negro de chándal remangado hasta la rodilla, como único atuendo, cargados además con zapatos, cubos de playa, bolso, ropas mojadas en las manos...
Hubiera merecido la pena grabar los rostros de los allí presentes. Puntualizo que nadie se estaba bañando el día de los hechos. Doy por tanto inaugurada la temporada playera del 2012.

viernes, 9 de marzo de 2012

Un día cualquiera

6.50, suena el despertador. En mi cama hay un ser femenino, que parecía profundamente dormido, pero que no ha parado, durante toda la noche, de realizar todos aquellos movimientos que, por desgracia, no realiza en clase de piscina (siempre me pilla en la peor parte del sueño, no encontrándome capacitada, cuando me pregunta: mami, ¿puedo dormir contigo?, para llevarla a su cama, y que allí disfrute ella solita de tan insistentes y torturadores movimientos).
Con el mayor sigilo, me dirijo hacia la cocina para intentar desayunar antes de que aparezcan las bestias, cosa que casi nunca ocurre...
 Después de unos puntos suspensivos, salgo de casa hacia mi apasionante y agradecido trabajo. De camino, una de las máquinas del Ayuntamiento, de esas que atacan a la gente por la calle, arrojándoles agua, polvo y objetos, irrumpe en mi recorrido, teniendo que desviarme. En breve, noto cómo mis zapatos se hunden en el barro (creo que el día no está empezando lo bien que debiera, aunque a lo mejor, esto es sólo una apreciación personal), volviendo al camino inicial, antes de que la gigantesca aspiradora me ataque por la espalda.
A la altura del parque, el barrendero "amigo", se interesa, como siempre, por mis turnos de trabajo, intentando decirme algo que me haga sonreir ( ¿sabrá su jefe que habla más que barre?).
Al llegar a mi destino, comienza una jornada con algunas urgencias hospitalarias que ni el mismísimo House sería capaz de resolver: "mi amiga me ha dado una pastilla para abortar, de las que ella usa habitualmente, y, cuatro meses después, viendo que no me viene la regla, acudo a un hospital, señoras y señores, para solicitar la explicación científica de lo que me puede estar ocurriendo..."o del tipo: "tengo granos en la cara más de un año" o " firmeme un justificante con la enfermedad que usted quiera, que no tengo, desde luego, porque no he ido a hacer el exámen de conducir y me penalizan...". A veces pienso que estoy trabajando en un supermercado.
Sin comer, corriendo de nuevo a casa, para echarme al esófago unas cuantas viandas, guardar ropa planchada, preparar las meriendas e ir al cole a recibir a mis maravillosos hijos y sus habituales notificaciones de las agendas: el mayor ha vuelto a enseñar el culo en la clase de gimnasia, la mediana ha recibido un punto rojo por escupir a una compañera en clase, y , la pequeña, que no por ello menos perversa, sale con un enorme cuento en la mano que no es suyo , tras haber convencido a la profesora de que sí lo era...

martes, 21 de febrero de 2012

Carnaval

Me consta, por diversas fuentes, y no de agua, que determinados grupos sociales, precisan leer algo corto y entretenido, con una frecuencia indeterminada, para olvidarse de muchas cosas (y acordarse de otras, tal vez...), por lo que me esforzaré en relatar la bonita semana de carnavales que hemos disfrutado mis hijos y yo.
Todo comenzó con una señora de cartón, agarrada por cuerdas a una basura, con un sombrero de corsaria y un garfio, que desde el Martes de la semana pasada, indica a los niños qué prenda o artilugio deben llevar incluido en su atuendo al día siguiente, para disfrute personal, y martirio de sus sufridos padres. 
Porque no se trata de cosas que habitualmente uno tenga en casa, y menos multiplicado por tres.
El primer día, la prenda elegida fué una pajarita. Quién no tiene una pajarita en su casa?...Sí, eso es, nadie.
Pero ahí entran los chinos de la esquina, que, poseídos por un conocimiento ancestral, habían, casualmente, traído pajaritas a su local, el día de los hechos.
Vuelta a casa, acelerada, como siempre, con unas pajaritas blancas, algo sosas, a las que les cosimos botones, a la vez que preparábamos la cena, los baños, los uniformes del día siguiente, los deberes de cada uno, atendíamos diversas y reiteradas disputas... Todo ello dando gracias de no trabajar ese día o hacerlo sólo de mañana, para poder abarcarlo todo.
El segundo día, la cosa aumentó de nivel: además de una pajarita, los niños debían llevar una flor, en el pelo o en la ropa.
De nuevo, a la tienda china, porque, aunque parezca lo contrario, no dispongo del tiempo suficiente para hacer ni flores ni pajaritas de, por ejemplo, cartón, ni tengo, en mi domicilio, materiales para ello, ni menos aún, ganas.
De suerte estuve, porque sólo quedaban 6 flores de tela, con pinza de pelo incluída para sujetarlas a diversas ubicaciones, cuatro rojas, una rosa y la otra no recuerdo... 
El caso es que, a pesar de ser bastante femeninas, las compré para no complicarme la existencia, y al mayor, le arranqué las plumas rojas que la adornaban, en mi humilde opinión, en exceso, para que un niño, de momento, niño, la portara con dignidad a pesar de la purpurinización a la que habían sido sometidas...
Por supuesto, además, de nuevo desayunos variados, uniformes del día, circulares firmadas, dineros pagados, para una minifiesta interna de carnaval...
Tercer día: añadir a lo anterior una "cara divertida"... bien, pensé, todavía tengo del año pasado unos colores para pintar en la cara, que si no huelen demasiado a rancio, puedo emplearlos para pintarrajearles, y poder llegar al trabajo, victoriosa de haber conseguido la meta designada.
Cuarto día: un sombrero. Hasta ahora, nadie se ha planteado quién se encarga de decidir los abalorios. ¿Habrá un comité científico para tal empresa? . ¿Terminará pronto la tortura?. Busco por toda la casa sombreros de buenas tallas, susceptibles de desaparecer para siempre (como de hecho ha ocurrido), y además, intento insertarles como sea la flor de marras, porque a ver si no dónde la pongo. ¿Pegada a la pajarita?; ¿en el pelo como proponía la señora corsaria, sin que se vea por culpa del sombrero la segunda de las prendas requeridas?.Sí, sé que son preguntas demasiado difíciles para esta horas, pero conforme se me ocurren las lanzo al vacío ...
Si creíais que todo acababa aquí, estáis grandemente equivocados, porque aún faltan los días grandes del carnaval, uno el Lunes, en que el mayor debía ir disfrazado, por la mañana, con las cuatro piezas, y tras la comida, con un disfraz, elegido libremente, que debía colocarse él solito, tras portarlo durante todo el día junto a su mochila, además de despintarse la cara con toallitas para  pasar de "ser indeterminado de difícil descripción" a "Chino", que, se merecían un homenaje tras haberles suministrado los materiales de los días previos.
Las niñas por el contrario, debían ir disfrazadas al día siguiente, también de un disfraz libre, en este caso de "Chinas", estupendo disfraz, por barato, y por igual para todos, que en mi casa es absolutamente necesario. La individualidad, la dejaremos para cuando se transformen en personas civilizadas, que les queda un rato largo...
Para complicarlo un poco más, en la circular que nos habían repartido en la reunión de padres, indicaba que era el Lunes el día en el que todos se disfrazaban libremente, y, a las 8 de la mañana, tenía madres desorientadas con niños en varias clases, que me llamaban para intentar aclararse con los disfraces, los días, el porqué de sus vidas y qué número de la ONCE iba a salir ...
Ni en los carnavales de Águilas se necesitan tantos disfraces por persona, ni tantos días de dedicación absoluta a la causa.
Por fin, descanso junto a mi Martini imaginario, porque si me lo tomo, no voy a poder acostarme sin consecuencias gástricas.

lunes, 6 de febrero de 2012

Clase de piscina

La clase de piscina, en la que están apuntados  los tres, creo que merece una mención.
El asunto tiene sus ventajas e inconvenientes. Por una parte, hacen un deporte sanísimo (aunque en breve puntualizaré quién de ellos no realiza tal acción), se cansan, duermen sin protestar, queman calorías, se lo pasan bien, (no incluiré la visión de ciertos slips apretados de hombre, de color rojo, porque no se trata de una ventaja común..., al menos para los niños o el padre).
En la zona de la Ruperta, está el tener que llevarlos, cambiarlos ( que no es moco de pavo, teniendo en cuenta la colaboración de los tres individuos, así como el calor que hace en el recinto, de tal modo que si entras de la calle con abrigo, helado, pasas a sudar en breve, incrementando la mala leche que ya de por sí te han  provocado los nenitos, que lejos de ayudar en su vestimenta, la entorpecen a más no poder, se dedican a hacer pipí, enrrollándose en la cortina separadora del meodromo, pisando las meadas de los demás, sin calcetines siquiera, y danzando en pelotas por un pequeño vestuario atiborrado de padres, en dónde sólo se oyen nuestros gritos...).
Tras conseguir equiparlos con el taje de baño, las chanclas, el gorro, las gafas, la toalla, y, una vez dentro, salimos huyendo con la idea de no volver nunca a por ellos.
Entonces, existen dos posibilidades: irnos a tomar algo, o quedarnos allí, viéndolos desde unas cristaleras de un piso superior, habilitadas para que los padres observen, en plan americano, los progresos de sus hijos.
Como no puedo evitarlo, de vez en cuando los espío, y la última clase me encontré con lo siguiente: la pequeña, colabora, juega, se lo pasa bien, incluso se capuza y nada solita un rato, obedeciendo medianamente bien a su profesora.
El mayor, nada, atendiendo, de vez en cuando las indicaciones de su maestro ( el del slip rojo ajustado), sin tener un estilo definido, pero con algo de intención...
La mediana, no sé cómo describirlo... Tras tres años de piscina, es lo más parecido a una boya de mar, inerte, sin interés alguno de escuchar siquiera lo que le dice el maestro una y otra vez, se queda, sistemáticamente, la última de todos los compañeros, se pasa de carril, echándose encima de algún desafortunado padre, que, pagando su mensualidad, pretende nadar tranquilo para relajarse de su cotidiana vida.
Y cuando el profesor, en cuclillas, harto de gesticular con las manos y chillarle indicándole que se mueva, desfallece, aprovecha la tía, para nadar de espaldas, echando agua por la boca igualico que una ballena, mientras el pobre hombre, estupefacto, se rasca la cabeza como los monos, en señal de derrota absoluta.
Tres cuartos de hora después, salen victoriosos, teniendo entonces que vestirlos, que ni os cuento lo que supone para que podáis dormir tranquilos.

domingo, 5 de febrero de 2012

Siete años

Sin haber descansado bien, me he ido al trabajo, pasando bastante frío, lo que tiene una enorme ventaja, porque me procura la vitalidad que me falta para conseguir llegar andando. Aunque una vez allí, me hubiera ido a casa, a acostarme en mi cama, tras un baño con sales aromàticas, y a ser posible un masaje "extractor" de 10 años al menos.
Tras la jornada, esta vez corta, porque sólo era de mañana, de vuelta a casa, a comer una rebanada de pan Bimbo con foiegras, y el caldo restante de un guiso (sí, bastante patético), en el que he decidido mojar algo de pan integral, con el fin de darle algo de consistencia al condumio, acompañada además de mi pequeña, que se ha tirado toda la semana sin ir al cole por tener fiebre, lo cual es difícil de ocultar, con el fin de que la profesora se la coma con patatas, y no nos llame a casa para que vayamos a recogerla. De no existir los termómetros ni el tacto para apreciar el calor, la nenita hubiera ido al cole la primera...
Ingerido el manjar, a la calle, a sacar dinero porque necesitaba ir a una tienda o badulaque, para conseguirle a mi hijo 24 bolsitas con alguna cosa para llevar a clase y, sentirse importante ante sus amigos, aunque , definitivamente, no lo merezca.
En el aula se levanta constantemente de su asiento, interrumpe las explicaciones, solivianta a los demás y se tira al suelo revolcándose , según su maestro "como una croqueta", sin pensar; ni siquiera a sabiendas de los castigos posteriores en clase y fuera de ella.
He llegado a tiempo, y, feliz, porque pensaba que el día de su cumple no podría repartir nada, les ha dado una bolsita a cada uno: incluía un peta-zetas de fresa ( yo llevaba uno de repuesto para mí, por supuesto...), una piruleta de corazón y unos conguitos de chocolate de colores. Algunos niños se han acercado a darme las gracias, y hemos salido de allí victoriosos hacia casa, donde las abuelas habían hecho tres pasteles para que el infante pudiera soplar las velas con sus tíos y abuelos, porque el padre, se hallaba descansando en un lugar costero, de guardia.
Entre sus regalos, el FIFA 2012, que lo ha mantenido inmóvil en el sofá ( creo que se lo voy a prestar a su profesor), aunque no por ello no ha habido lío en casa, con dos hermanas y cuatro primas, la mayor de 8 años la semana que viene.
Ha cumplido feliz sus siete años, y yo me he inflado a tartas, petazetas y conguitos (con una copa de Pedro Ximénez, para no atragantarme), tal vez porque la comida había sido algo deficiente, y porque ante el tumulto, los míos estaban entretenidos, y no se han abalanzado sobre mí, como de costumbre, para que les de lo que intento comer.
Un saludo a mis seguidores (que más bien creo que son seguidoras).

lunes, 23 de enero de 2012

Quién es quién

Casi todo el mundo conoce el citado juego del título de hoy, en el que dos jugadores intentan adivinar el personaje del otro, tras realizar unas pocas preguntas de los más sencillas (bueno, aunque dado el CI de algunos que van sueltos por la calle, lo de sencillas se podría puntualizar...).
En este caso, conozco tres nuevas versiones del citado juego: de mayor a menor edad, para que concuerde con los niveles de dificultad.
La menor dificultad es jugar con un niño que, medio acepta las normas, no chupa los paneles, y aunque haya pequeños problemas iniciales para elegir el personaje que el otro debe averiguar, consigue finalizar cada ronda sin demasiados contratiempos, excepto, por supuesto, el tema de no ganar, que ninguno sabe llevar bien, y que supone no más de dos partidas hasta la decisión de dejarlo.
Si ponemos el nivel dos, nos encontramos con una niña, que casi comprende de qué va el juego, pero no acepta las normas, y además de preguntar preguntas de lo más raras, que en ocasiones no tienen relación alguna con el aspecto físico de los personajes, opta por engañar en cada una de sus respuestas, para que el contrincante no logre ganar nunca, con lo que, igualmente, tras enfurecer al personal, no juega más de dos partidas.
Y llegamos al nivel tres, en el cual, aparece una niña aún menor, pero no por ello menos perversa, que comprenderá de qué va el juego dentro de unos meses, porque ahora no creo que lo tenga claro, que jamás aceptaría ninguna norma, y cuya partida dura pocos segundos, porque tras preguntar algo al tun tun, que le suena que sus hermanos preguntan, empieza a tachar todos los personajes de su panel y del contrincante, no permitiendo mayor dilucidación que la de decidir abortar el intento de jugar con ella.
Por supuesto, todo lo arriba mencionado se da en un ensayo de laboratorio, donde las circunstancias son óptimas , están alejados en tiempo y espacio unos de otros, y el adversario es un adulto.
Porque si juegan entre ellos, Dios no lo quiera, la cosa se tuerce de lo más, acabando los paneles volando por los aires, las tarjetas arrugadas, alguno llorando con un mordisco en el brazo u otra localización accesible , mis oídos sordos de sus chillidos, y, finalmente todos van a parar a la escalera, lugar de reunión habitual de los habitantes de esta casa.
También disponemos del juego del ahorcado, pero, como en Irma la Dulce, eso ya sería otra historia...

Quién es quién

Casi todo el mundo conoce el citado juego del título de hoy, en el que dos jugadores intentan adivinar el personaje del otro, tras realizar unas pocas preguntas de los más sencillas (bueno, aunque dado el CI de algunos que van sueltos por la calle, lo de sencillas se podría puntualizar...).
En este caso, conozco tres nuevas versiones del citado juego: de mayor a menor edad, para que concuerde con los niveles de dificultad.
La menor dificultad es jugar con un niño que, medio acepta las normas, no chupa los paneles, y aunque haya pequeños problemas iniciales para elegir el personaje que el otro debe averiguar, consigue finalizar cada ronda sin demasiados contratiempos, excepto, por supuesto, el tema de no ganar, que ninguno sabe llevar bien, y que supone no más de dos partidas para la decisión de dejarlo.
Si ponemos el nivel dos, nos encontramos con una niña, que casi comprende de qué va el juego, pero no acepta las normas, y además de preguntar preguntas de lo más raras, que en ocasiones no tienen relación alguna con el aspecto físico de los personajes, opta por engañar en cada una de sus respuestas, para que el contrincante, no logre ganar nunca

miércoles, 18 de enero de 2012

Acabaron las fiestas

Creo que alguien esperaba el capítulo de Reyes, pero había poco que decir, porque tuve guardia,  y, salvo ver las caras de ilusión, que me encantan, de mi manadita, al abrir los presentes llegados del lejano Oriente, antes de salir hacia el trabajo, sólo me perdí un maravilloso día con mis hijos, cuyo progenitor se llevó a casa de sus abuelos, donde coincidieron con sus cuatro primas, para deleite de todos los allí presentes y gozo de mi señor esposo, que, del modo más cortés, me indicó que, en adelante, todos los años hasta su vejez más lejana, trabajaría esa fecha en concreto...
Pasados bastantes días, porque no tengo tiempo, a veces no tengo ganas, o ambas, y porque por lo que me pagan por esto..., intentaré retomar nuestras aventuras.
En el tiempo perdido por mis lectores, caben reseñar varias cosas. La primera, es que las suecas no han soltado ni un duro, en este caso ni un euro, desde que se les dejaron las llaves en Octubre, para "acondicionar" el chalet. Me reservo la opinión de lo que creo que han acondicionado...
Lo primero que me planteo es si son suecas, o se lo hacen las muy... ( puede haber niños leyendo esto, motivo por el que intentaré no pronunciar determinados vocablos).
Se les puso un burofax, invitándolas al abandono del domicilio en el plazo de un mes, y, no habiéndolo ni siquiera recogido, y, no contestando por supuesto a las llamadas telefónicas, alguien ha decidido ir hoy al chalet, con el objeto de escribirles una nota, si no estaban en casa (que no estaban).
Lo ocurrido tras escribir la susodicha nota, y meterla en un papel plastificado, ( por si llovía , que no se diluyera su contenido), es digno de una película de Billy Wilder : desde más de 8 metros desde la verja exterior a la puerta de la casa, ha lanzado el escrito por los aires, colándose éste, para perplejidad suya y de un amigo con el que había ido, por debajo de la puerta. Alguien, que no él, ha dicho en voz alta: !la hemos cagado¡.
A ver quién se cree que no han abierto para atravesar la verja y colocar la nota dentro, incluso entrando en el domicilio.
En cualquier caso, mucho no han de quejarse, en la situación de gratuidad que llevan disfrutando los últimos 4 meses.
Por su parte, los niños siguen haciendo de las suyas. ¿ Es posible que cada vez que se les castiga en la escalera, sentados, tras una mala acción, todos y cada uno de ellos tengan la imperiosa necesidad de mear o cagar en ese mismo instante?.
¿ Se necesita gritar en puesto de hablar para comunicarse con el resto del mundo?. Porque en el caso de los dos mayores, parece que existan pocas formas más de relacionarse...
Al jefecillo del grupo, su padre (que no yo), ha decidido darle una paga semanal, y no contento con ello, ha decidido, por su cuenta, montar una empresa de sobres de papel, y se dedica a hacer sobres en clase, con hojas tamaño cuartilla, pegamento o fixo (no sé de dónde saca los materiales) , con la idea de venderlos a un euro. Si queréis alguno, ya sabéis a dónde dirigiros...
La idea nos la contó al descubrirle , en la mochila, varios de sus sobres y preguntarle qué c... era eso.
Además, busca ocurrentes excusas para conseguir sus objetivos, como por ejemplo contarme que su profesor le dejaba llevarse a clase una pelota, pero que se le había acabado la tinta del bolígrafo, y no había  podido escribirle tal autorización en su agenda...
La mediana, sufre un tipo de sordera selectiva, de tal modo que no atiende a ninguna indicación u orden salvo que se trate de un tema relacionado con la comida. Por comer, se muerde hasta las uñas.
Además, es la más sofisticada, y no sabes muy bien a qué atenerte con ella. A los otros, al menos, se les ve venir.
La pequeña, procura siempre salirse con la suya, mostrando su disconformidad muy claramente, con el uso del llanto, o si es preciso, empleando gritos o eficaces mordiscos, para definir su terreno y ahuyentar a sus enemigos. Espero que de mayor haga lo mismo, porque le vendrá mejor que ahora.
Creo que por hoy está bien. Intentaré que no pase tanto tiempo para la próxima entrega.

miércoles, 4 de enero de 2012

Nochevieja.

No se duermen, como oliéndose que pueden impedir que nos tomemos las uvas con dignidad.
Todos han tenido cuento, pipí, lavado de dientes, medicación, beso, abrazo...
Después han pedido agua, y han querido, las princesas, hacer de vientre, para entrar limpias al nuevo año.
Han cenado, sobre todo el niño, con prisa, como si se acabara el mundo y no el año, sin masticar, engullendo cual lobo de cuento de terror.
Habitualmente, todos chupan los platos y abocan los cuencos y los vasos hacia sus caras, en espera de que les caiga en la boca una última gota de sustancia, y si hay migas en la mesa, las repelan, sin importarles si están mezcladas con la goma de borrar de los deberes, como ocurre por las mañanas.
El suelo ha quedado lleno de serpentinas de colores, por las que ha habido lucha, pero no para barrerlas, actividad que me toca a mí sin duda, sino porque quieren justo la que tiene el hermano o hermana, aunque la suya tenga exactamente el mismo color y dimensión...
Al menos creo que se lo han pasado bien. Les encanta cenar en "familia", y todos tenían su antifaz, su collar y su sombrero de colores. Se han tomado además unos cuantos pedazos de uvitas, y, cuando sean mayores, los dejaré quedarse hasta las doce (de momento no, por supervivencia personal, sobre todo psicológica).
Cada uno de ellos, ha propuesto varias de sus empresas, como el mayor, que nos ha indicado, que cuando fuera grande y le dejáramos usar "clavos y martillos", construiría cinco piso más sobre nuestra casa...???, o la mediana que, según refiere, quiere aprender a surfear??? (digo yo, que en esta época del año, me parece una ocurrencia algo llamativa cuando menos...claro que a sabiendas de que está como una chota, nada me extraña en ella).
La pequeña, que todavía no piensa tanto, se ha limitado a perseguirme allá donde iba, y a ponerse encima mía o querer que la subiera en brazos, lo cual es igual de amoroso que cansado.
Al final, nos hemos tomado las doce uvas solos y en paz, y como única salvedad, mis uvas eran tan gordas ( me las había preparado mi suegra, que como me vé siempre con mucha hambre...) que al terminar las campanadas, he tardado un buen rato en poder masticar lo acumulado, intentando no reirme para que no se cayeran todas al suelo, baba incluida. Y, sin pensarlo nos hemos ido a dormir, que en casa, hay que descansar deprisa.
¡Feliz 2012 a todos! (lo de próspero, no se me ocurre decirlo...)